Un año más y con la ola de
frío siberiano azotando, como manda la
tradición una gran multitud de devotos subió a San Vicente para cumplir con el
santo y bendecir las roscas, para que al comerlas y/o colocar la cinta
en la que se meten, alrededor de nuestro cuello, San Blas nos
proteja contra todo tipo de males de garganta. Este año volvió a
llenarse el templo, aunque los chavales que era la nota vistosa en
otros años, se quedaron este año con la representación de un nutrido
grupo de escolares de los Escolapios
Este año el santo congregó
a mucha gente, ya que el día acompañó (a pesar del frío, pero hacía
sol) y además en el templo se
pudo disfrutar de la visión de la nueva vidriera, la rampa que tanto demandaban las
personas con problemas de movilidad, el pavimento nuevo de granito
así como un retablo central lustroso y hermoso.
Ofició la misa, el
nuevo párroco"Rafael Mella"que
sustituyó a Cesar Carnero. El nuevo párroco viene de A Pobra do Brollón y
anteriormente estuvo impartiendo clases en el seminario de Lugo.
Estuvieron ausentes los
que otros años llenaban el templo (los estudiantes) que apenas
había, lo que si vinieron fue alumnos de los Escolapios y de Infanta Elena. Los más pequeños
estuvieron en toda la ceremonia sumamente tranquilos, algo impropio
para su edad (felicitaciones a sus profesores que con sus alumnos
fueron a celebrar un acto muy arraigado en las gentes de la comarca
y que mejor día que hoy para dar una caminata y enseñarles la zona
monumental de San Vicente).
Este año la parroquia de Ribasaltas, inauguró al
público la recien restaurada capilla (particular) de San Roque,
se llama de esta forma "aunque otros le llaman de Santa Apolonia",
porque hace años se robó el San Roque y después de pasado un
tiempo el párroco dijo en el sermón dominical, que las
autoridades ya sabían quien se llevara el santo (aun que no era
cierto) y que si aparecía San Roque que todo quedaría igual; al
cabo de poco tiempo unos vecinos encontraron al lado de unas
rocas, en el sendero de San Nicolás que va a A Parte (es el que se
va por la
Ruta de los molinos al San Mateo). Desde aquella
permanece en la Capilla aunque muy deteriorado al igual que la
iglesia que termina de ser restaurada. Antes en el 1898 se
autorizó otra restauración y esta permaneció hasta que en los 60
ardiera, al plantarle fuego (personas desconocidas) a unas
"medas de pan", extendiéndose el fuego a las casas vecinas,
recuerdo a la gente con cubos de agua intentando apagar el
fuego, logrando que este no pasase a otras casas.
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Historia de San Blas
Blas significa: "arma de la
divinidad".(año 316)
San Blas fue obispo de
Sebaste, Armenia (al sur de Rusia).
Al principio ejercía la
medicina, y aprovechaba de la gran influencia que le daba su calidad
de excelente médico, para hablarles a sus pacientes en favor de
Jesucristo y de su santa religión, y conseguir así muchos adeptos
para el cristianismo.
Al conocer su gran santidad,
el pueblo lo eligió obispo.
Cuando estalló la
persecución de Diocleciano, se fue San Blas a esconderse en una
cueva de la montaña, y desde allí dirigía y animaba a los cristianos
perseguidos y por la noche bajaba a escondidas a la ciudad a
ayudarles y a socorrer y consolar a los que estaban en las cárceles,
y a llevarles la Sagrada Eucaristía.
Cuenta la tradición que a la
cueva donde estaba escondido el santo, llegaban las fieras heridas o
enfermas y él las curaba. Y que estos animales venían en gran
cantidad a visitarlo cariñosamente. Pero un día él vio que por la
cuesta arriba llegaban los cazadores del gobierno y entonces espantó
a las fieras y las alejó y así las libró de ser víctimas de la
cacería.
Entonces los cazadores, en
venganza, se lo llevaron preso. Su llegada a la ciudad fue una
verdadera apoteosis, o paseo triunfal, pues todas las gentes, aun
las que no pertenecían a nuestra religión, salieron a aclamarlo como
un verdadero santo y un gran benefactor y amigo de todos.
El gobernador le ofreció
muchos regalos y ventajas temporales si dejaba la religión de
Jesucristo y si se pasaba a la religión pagana, pero San Blas
proclamó que él sería amigo de Jesús y de su santa religión hasta el
último momento de su vida.
Entonces fue apaleado
brutalmente y le desgarraron con garfios su espalda. Pero durante
todo este feroz martirio, el santo no profirió ni una sola queja. El
rezaba por sus verdugos y para que todos los cristianos perseveraran
en la fe.
El gobernador, al ver que el
santo no dejaba de proclamar su fe en Dios, decretó que le cortaran
la cabeza. Y cuando lo llevaban hacia el sitio de su martirio iba
bendiciendo por el camino a la inmensa multitud que lo miraba llena
de admiración y su bendición obtenía la curación de muchos.
Pero hubo una curación que
entusiasmó mucho a todos. Una pobre mujer tenía a su hijito
agonizando porque se le había atravesado una espina de pescado en la
garganta. Corrió hacia un sitio por donde debía pasar el santo. Se
arrodilló y le presentó al enfermito que se ahogaba. San Blas le
colocó sus manos sobre la cabeza al niño y rezó por él.
Inmediatamente la espina desapareció y el niñito recobró su salud.
El pueblo lo aclamó entusiasmado.
Le cortaron la cabeza (era
el año 316). Y después de su muerte empezó a obtener muchos milagros
de Dios en favor de los que le rezaban. Se hizo tan popular que en
sólo Italia llegó a tener 35 templos dedicados a él. Su país,
Armenia, se hizo cristiano pocos años después de su martirio.
En la Edad Antigua era
invocado como Patrono de los cazadores, y las gentes le tenían gran
fe como eficaz protector contra las enfermedades de la garganta. El
3 de febrero bendecían dos velas en honor de San Blas y las
colocaban en la garganta de las personas diciendo: "Por intercesión
de San Blas, te libre Dios de los males de garganta". Cuando los
niños se enfermaban de la garganta, las mamás repetían: "San Blas
bendito, que se ahoga el angelito".
Preparación:
Mezclar en un bol, los huevos, el azúcar, el anís y el aceite.
Agitar hasta que esté bien homogeneizado. Incorporar la harina y
amasar hasta conseguir un textura correosas. Tomar porciones del
tamaño de una nuez y, sobre la mesa ligeramente untada de aceite,
formar tiras que uniremos por los extremos formando las rosquillas.
Colocar sobre una chapa de horno y cocer a 250ºC aproximadamente.
Ingredientes para el
blanquete
Claras de huevo: 4 unidades
Azúcar a 109ºC: 1 kilo (punto hebra fuerte)
Preparación
Batir las claras e ir incorporando el azúcar en su punto, poco a
poco y sin dejar de batir, hasta que se forme el merengue.
Terminación
Una vez cocidas y frías, las bañaremos primero por un lado y las
meteremos en el horno para que se sequen y cuando estén frías se
bañan por el otro lado y se vuelven a meter en el horno.