Monforte y su ferrocarril tuvo una época dorada, que fue la de la
postguerra, así por los años 60 había trabajando en las distintas dependencias
que Renfe tenía en nuestra ciudad unos 3000 empleados, estos empleos sacaron el
hambre a muchas familias del Valle de Lemos.
Con anterioridad, en la época del hambre, muchos empleados y familiares, se
dedicaron al estraperlo "contrabando", siendo muchos los que hicieron mucho
dinero a su costa, para solventar este problema las autoridades, enviaron un
cuerpo de seguridad conocido como "la Brigadilla" o también "los Abisinios",
estos eran de una sección de la Guardia Civil, que se ocupaba de contralar el
estraperlo y aquellos que de alguna manera podían resultar molestos para el
régimen político de Franco.
Esta Brigadilla tenía en la Estación sus dependencias y en los sótanos, una
especie de mazmorras, llenas de humedad, sin apenas luz y con solo un pequeño
respiradero, este lugar era el Calabozo, donde se detenía e
interrogaba a los sospechosos y a veces algunos detenidos pasaban una buena
temporada en estas mazmorras, sin que hubiesen cometido ningún delito, solo por
estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. A los calabozos se bajaba
por unas escaleras abiertas en el suelo e después de unos 20 peldaños se llegaba
a un corredor que daba a dos dependencias, una de unos 18 metros cuadrados y la
otra mayor con unos 40 metros cuadrados, la única comunicación con el exterior
era una ventana minúscula que daga a la plaza de la Estación.
También había otra grupo que eran los "Guardalorces o Guardalorzas", estos eran
distintos, pertenecían a la plantilla de Renfe y eran el equivalente a los
Guardas Jurados, estos estaban para velar por los intereses de la empresa (robos
de carbón, cobre, tablones, etc.)
Entre las personas que trabajaron en este servicio, se pueden citar: da
Brigadilla temos: Flores,
Nieves, Enrique, Porto, Arias, Vilariño, etc.
De los Guardalorces tenemos: Abuín (Jefo de los Guardalorces), Morillo Moreno,
Samuel, Peña, Milo, Jaime, Mondelo, estos eran de los antiguos y ya más
modernos, del 81-82, se incorporaron José Manuel Otero en Ferrol, Miguel Perez y
Miguel Guitián en Monforte, Alfonso Novelle en Vigo, Luis Angel en Lugo, Cuesta
en Coruña, Jaime Santomé y Luis Carballada en Ourense, Toñin en Madrid,
todos eran de Monforte.
De ellos hay muchísimas anécdotas,
como que algunos eran mejores que otros y contaban que alguno "que no cito"
cuando alguien le iba a pedir para coger una briqueta de carbón le decía que tal
día que fuese por ella y luego él avisaba a algún compañero para que la fuese a
detener. Uno de estos del que se hablaba mal por sus acciones arbitrarias, una
vez montó en el tren sin billete (algo normal entre trabajadores de Renfe) y el
interventor lo hizo bajar del tren. peor era cuando aparecía la brigadilla en
casa porque alguien te había denunciado a buscar el café o algún otro tipo de
contrabando, a veces encontraban carbón y avisaban a los Guardalorces para que
se lo fuesen a requisar.
Una de las anécdotas más curiosas, fue con los Guardalorces y los mozos de
Ribasaltas, algunos de estos chavales fueron cogidos infraganti cogiendo cobre
que sacaban de las máquinas y a alguno les dieran unos buenos golpes. Como
venganza los mozos de Ribasaltas hicieron con un tubo (robado de Renfe) un
cañón, con el que dispararon a la Rotonda, le hicieran un pequeño boquete en el
muro, al tercer cañonazo, el tubo estalló, con tan buena suerte que no hirió a
nadie.
La empresa RENFE, fue la segunda en tener su propio servicio de Guardias
Jurados, después de CAMPSA. El empleo de Guarda Jurado se remonta al siglo XIX,
donde personas respetables recibían el nombramiento del Rey, prestando labores
de apoyo a la Guardia Civil, hasta bien entrado el siglo XX, en que la Benemerita
pasa a desempeñar las labores de seguridad y orden público, pasando los Guardas
Jurados a desempeñar tareas de seguridad privada. En sus primeros años los
Guardas Jurados, perseguían criminale, eran agentes del orden, etc.
Tanto los Guardas Jurados de Renfe como los de Campsa, vestían en los años del
calabozo, uniforme de tipo castrense, en color marrón. Como arma reglamentaria,
empleaban el fusil Máuser y a partir de los 80, cambiaron la indumentaria pou
una mas civil de color gris y empleaban como arma reglamentaria un arma personal
de calibre 9 mm corto.
Otra anecdota, se refiere a que los sin techo solían dormir en el vestíbulo de
la estación, los guardias se lo permitían pero a veces no tenían más remedio que
echarlos, una vez que estaban utilizando esta sala para pasar la noche, los
guardias tenían orden de echarlos, pero para que no pasasen la noche al raso,
los llevaron a un vagón y luego lo cerraron por fuera, abriendolo antes de que
se despertasen, de esta forma los Guardias Jurados pudieron tener una noche
tranquila, al igual que lo hicieron los sin techo.
A veces cuando alguien quería llevarse una
briqueta de carbón, le decían cuando algún Guardia Jurado en particular iba a
estar de guardia y se lo decía para que pudiese ir a cogerla sin que nadie lo
detuviera, es decir que también había personas que sabían lo que era pasarlo mal
y les ayudaban a coger una piedra de carbon con la que calentarse.