Por iniciativa
del Concello de Monforte de Lemos que preside D. Nazario Pin
Fernández, realizamos un estudio de investigación sobre la T =
Tau del escudo local.
El verdadero
significado de nuestro escudo, en la mayor parte de las
ocasiones se desconoce y en otras se le da una interpretación
errónea.
De forma habitual
se suele relacionar con la Orden de los Templarios.
Algunas fuentes,
sin que sepamos en que documentación se avalan, afirman que el
escudo de nuestra población, en un comienzo, consistía en un
monte coronado por un castillo inaccesible, en clara alusión al
monte de San Vicente y al castillo de los Señores y luego,
Condes de Lemos.
En cuanto al
comienzo de utilización de la Tau como escudo local, se tiende a
defender la de 1885, coincidiendo con la concesión del titulo de
Ciudad, a la antigua villa de Lemos. Aportamos documentos que
confirman la utilización desde, por lo menos, el año 1846.
Origen del
símbolo TAU.
En el Antiguo
Testamento:
"(...)Convocó Moises a todos los
ancianos de Israel y les dijo: Tomad del rebaño para vuestras
familias e inmolad la Pascua. Tomando un manojo de hisojo, lo
mojais en la sangre del cordero untais con ella el dintel y los
dos postes(...)"(1)
En el alfabeto
hebreo, la Tau tiene la forma . Por ello, tal vez
la asociación que se hizo entre la letra del alfabeto hebreo
Tau y el sello o marca en la frente como distintivo de salvación
o protección.
El profeta
Ezequiel, en el Antiguo Testamento, comenta:
"(...) la gloria de Dios de Israel
se alzó sobre el querubín encima del que estaba, hacia el umbral
de la casa, y llamando al hombre vestido de lino que llevaba el
tintero de escribir, le dijo: Pasa por medio de la ciudad por
medio de Jerusalén, y pon por señal una Tau, en la frente de los
que se duelen de todas las abominaciones que en medio de ella
conciertan. Y a los otros le dijo: Parad en pos de él, por la
ciudad y herid. No perdone vuestro ojo ni tengáis compasión;
viejos, mancebos y doncellas niños y mujeres, matad hasta
exterminarlos, pero no os lleguéis a ninguno de los que llevan
la Tau(...)"(2)
Ezequiel (siglo
VI a., de C) está considerado como uno de los cuatro grandes
profetas del Antiguo Testamento junto a Daniel, Jeremías e
Isaías.
Usada como
símbolo identificar y protector, de protección para la gente que
la llevaba en su frente o en sus ropas.
En el alfabeto
griego tiene la forma T, que en el castellano equivale a la Te,
última del alfabeto hebreo y la decimonona del griego.
S. Antón Abad y
el nacimiento de la Orden Hospitalaria que lleva su nombre.
“Antonio Abad o el Ermitaño c 251 – 356.
Fundador del
movimiento monástico cristiano, nace en Coma –Alto Egipto-.
Habiendo heredado una considerable fortuna, la repartió entre
los pobres y se retiró al desierto cerca del Nilo, donde vivió
durante 20 años en absoluta soledad.
Divulgada la fama
de su santidad, accedió –305- a ruego de numerosos eremitas, a
dejar su retiro para convertirse en su guía espiritual. Fundó un
monasterio cerca de Menfis, considerado el modelo de futuros
monasterios pero más tarde, 310, se retiró de nuevo a la vida
solitaria. Hacia el 350 hizo un viaje a Alejandría para combatir
a los arrianos tras de lo cual regreso al desierto. Su fiesta se
celebra el 17 de enero.”(3)
San Antón, según
las crónicas, no sabía leer ni escribir, manteniendo, a pesar de
ello, correspondencia con los emperadores y monarcas, altas
dignidades, etc.
Damian Verroux,
comenta:
“La fama de Antonio llegó aún a oídos de
los Emperadores. Cuando Constantino Augusto y sus hijos
Constancio Augusto y Constante Augusto se enteraron de éstas,
estaban deseosos de recibir constetación suya. Él, sin embargo,
no dio mucha importancia a los escritos ni mostró alegría por
las cartas; siguió siendo el mismo que era antes de que le
escribieran los Emperadores. Cuando le llevaron los documentos,
llamó a los monjes y les dijo: no debeis de sorprenderos de que
un Emperador nos escriba, pues es hombre, en cambio, debéis
sorprenderos de que Dios hay escrito la ley para los hombres y
que nos haya hablado por medio de su Hijo(...)”(4)
S. Antón junto
a S. Sebastián y S. Roque, son los clásicos santos contra la
peste. Durante la Edad Media y los siglos XVI y XVII, la
creencia de salvarse de la peste por intercesión de estos Santos
estaba muy extendida entre la gente.
Él y sus monjes
tenían la facultad de tratar la enfermedad denominada "fuego
sacro" o "de S. Antón”:
“(...) Su principal actividad
consistió en el cuidado de los enfermos, particularmente de los
leprosos –muchas de las dermatosis benignas eran entonces
diagnosticadas como “lepras”-. Una de sus especialidades fue el
“Fuego de S. Antón”, llamado también “Mal de ardientes”, y
conocido asimismo por una veintena de vocablos; era una forma
gangrenosa de envenenamiento producido por el cornezuelo del
centeno. Se tienen estudiadas una treintena de epidemias graves
del año 850 al 1380. S. Francisco mismo, sintió síntomas de esa
enfermedad... Algunas terapéuticas utilizadas por los Antonianos
son bastante curiosas. Por ejemplo, tomaban vino de una de sus
viñas, llamada la Santa Viña, lo derramaban sobre las reliquias
de S. Antonio, lo recogían y se lo daban a los pacientes, sólo o
mezclado con agua bendita. O bien, recogían en junio en la noche
de S. Juan, hierbas; parietaria, artemisa e hipérico; las
maceraban en aceite y las utilizaban en unguentos(...) La
parietaria es planta diurética(...) Sus hojas son frías y
estípticas, por lo que, aplicadas en forma de emplasto, sanan
“el fuego de S. Antón”, las quemaduras del fuego, las durezas,
los diviesos, las hinchazones y toda suerte de inflamación. Su
zumo, mezclado con albayalde, es remedio del “Fuego de S. Antón”
y de las llagas que van cundiendo si se untan con él(...) Como
señal de su pertenencia a la Orden, como símbolo de su vocación
caritativa, portaban en la mano un bastón con remate en TAU, y
llevaban una gran TAU cosida sobre su hábito. Bonifacio VII,
declara que eso es “una antigua costumbre de la Orden”, Bula de
18 de mayo de 1297. El llevar la TAU data de al menos 1191 ya
que en ese año se hace una fusión bajo el mismo sello, de varias
Casas: Guillaume Raymond y su esposa Agnes habían fundado en San
Gregorio de Vald-Avancon, una Comunidad para el servicio de
pobres y enfermos, y le habían dado la TAU como signo
distintivo. En 1191, fue anexionada a la Encomienda General de
los Antonianos (...). La Tau como signo de salud había entrado,
desde hacía tiempo, en la creencia y la cultura religiosa
popular(...)”(5)
La TAU como
símbolo contra la peste estaba integrada en la mentalidad de
aquella sociedad europea con anterioridad a la implantación de
la Orden Hospitalaria de S. Antón:
“(...) en el año 546 la peste asolaba
el Sur de Francia, San Gall, Obispo de Clermont, organizó una
procesión solemne de rogativas. Entonces, en los muros de todas
las casas e iglesias apareció un signo que los campesinos
reconocieron por ser la TAU, y la epidemia cesó. El hecho es
relatado por el historiador Gregoire de Tours, contemporáneo del
suceso... La fe popular en la Edad Media, que tenía en la TAU un
símbolo de vida y de salvación veía en ella también un medio
mágico y milagroso para preservarse de la peste o de todo poder
maligno. Se llevaba como anillo en el dedo o como amuleto
colgado al cuello... Se escribía la TAU en filacterías, en
pergaminos contra la peste, en bendiciones de S.Antón. Se
pintaba en puertas y paredes(...)”(6)
La devoción a S.
Antón Abad, en Occidente:
"(...)tiene como punto de partida, la
veneración a las reliquias de su cuerpo, trasladados de
Constantinopla al Delfinato por el noble caballero Jocelino,
Señor de Castronovo, Albenciano, la Mota de San Desiderio, etc.,
en 1074, durante el pontificado de Alejandro II. El cuerpo de
San Antonio Abad, que en Egipto había sido llevado a
Constantinopla, y de allí al oratorio del castillo feudal que
Jocelino poseía en la villa de la Mota de Vienne, fue luego
solemnemente reconocido y colocado en el nuevo templo que
levantó en su honor Guirón Desiderio, heredero de Joselino, y
que en 1096 fue entregado a los monjes benedictinos y en 1199
sería consignado por el papa Calixto II, y hacia 1296, se
confiaría a los monjes antonianos fundados por el Caballero
Gascón y su hijo Girondo."(7)
"La fundación de la Orden Antoniana, que primero
fue de carácter militar y hospitalario y luego de tipo
monástico, tuvo lugar de este modo, según la crónica de B.A. de
Cevallos en la que pueden apreciarse algunos elementos
legendarios, ingenuos y pintorescos. Estando enfermos Gascón y
su hijo, se encomendaron al glorioso "Santiago egipcio" quien
se apareció de noche al padre, aceptando el ofrecimiento que
hacían de su hacienda con condición que en el lugar de la Mota
(La Mothe Saint-Didier) cuidasen de los pobres afligidos
enfermos que padecen la enfermedad de fuego sacro y le dio el
báculo que traía en su resplandeciente mano, que parecía hecho
al modo de una letra griega T (Tau) y le mandó que la fijase en
tierra y al día siguiente fueron padre e hijo al templo de San
Antón y pusieron en sus capas una señal azul, que denotaba el
bando que le había dado San Antón, que era de forma de una
muleta o del "tau", letra griega; y de allí a breves días se les
agregaronocho varones muy virtuosos, poniendo en sus capas el "tau" de
San Antón para ejercitarse en las obras de caridad que les había
encomendado el Santo; y así hicieron una hermandad muy ejemplar,
nombrando por su Mayordomo Mayor o Maestre a Gascón y éste fue
el origen de la sagrada religión antoniana(...) La nueva orden
fundada en 1095 y aprobada como tal en 1208 (...) El emblema de
la Orden es la cruz de San Antón, llamada también "tau" y
"cruz egipcia", Los comendadores y religiosos, el hábito que
traían es de paño negro y en cada uno ponen el "tau" azul de
terciopelo o raso turquesado, o morado, con cairel de seda, y
los cuellos blancos, y la barba y corona como la usan los
clérigos virtuosos y reformados.
La religión
antoniana se difund8ió ampliamente por España y por las Indias.
Fue Alfonso VIII quien la introdujo en Castilla fundando la
Encomienda de Castrojeriz, residencia de un Comendador Mayor del
que dependían en un principio las Casas de Castilla, Andalucia,
Granada, Portugal, e Indias Orientales(...) Testimonio de la
devoción medieval a San Antón es también, entre otros, el
eremitario que le estaba dedicado en el monte Olivares, en las
afueras de Coimbra, donde vistió el hábito franciscano el
Canónigo Don Fernando, cambiando desde entonces su nombre por el
del Santo Abad egipcio, para ser luego celebrado en todo el
mundo con el apelativo de San Antonio de Padua o San Antonio de
Lisboa... Las gentes acudían a los hospitales antonianos para
hallar remedio a un mal misterioso que se llamó "fuego sacro" o
"fuego de San Antón" que hizo su aparición en Francia en el
siglo XI en forma gangrenosa producido por la intoxicación del
cornezuelo de centeno que B. A., de Cevallos, describe como un
nuevo y nunca experimentado contagio que llaman fuego sacro, que
comúnmente, por ser el Santo el único remedio y salud de esta
epidemia, la intitulan de San Antón; la cual enfermedad es más
dañosa que la peste porque abrasa y consume interiormente los
miembros y huesos de los cuerpos humanos; y así no tienen número
los que miserablemente morían, y los que no perdían la vida,
vivían plagados de postemas, llagas, calenturas y otros achaques
muy peligrosos y asquerosos(...)"(8)
Los Castro y el
Convento de San Antón de Castrojeriz, Casa General de la Orden
Los siguientes
datos sobre los Castro, los tomamos de los ilustres
historiadores, Alberto y Arturo García Carrafa:
“La familia de
los Castro tiene su origen en el matrimonio formado en el siglo
XI por María Fáñez y el caballero Fernando Ruiz, para muchos de
origen francés, que había venido a España en romería a Santiago.
Otros dicen que era hijo bastardo del Rey de Galicia, D.
García. María era hija de Alvaro Fáñez Minaya y de Emilia Pérez
Ansúrez, descendiente de los jueces de Castilla, entre ellos,
Laín "el Calvo".
Alvaro llevaba
sangre de los Fernández Minaya o Amaya que en tiempos de Alfonso
III habían llegado a Castrojeriz procedentes de la capital del
Reino Cántabro, Amaya, donde eran una de las familias más
poderosas.
En el año 1129
Alfonso I “el Batallador” se apodera de Castrojeriz y en 1131
vuelve a las manos de Alfonso VII “el Emperador”. Éste se le
concede en concepto de Señorío a su buen vasallo Alvaro Fáñez y
a su mujer Emilia Pérez.
Coincidiendo con
el origen de la familia de los Castro, en Castrojeriz, Alfonso
VII gestiona la instalación de la Orden Hospitalaria de S.Antón
en esta villa burgalesa.
María Fáñez y
Fernando Ruiz tienen varios hijos, que para inmortalizar su
origen, se intitulan “de Castro”.
Gutiérrez
Fernández de Castro es el primogénitoy él que sucede a su padre en el Señorío. Fallece en 1159,
sin sucesión, heredándolo su hermano, Rodrigo de Castro “el
Calvo”, casado con Estefanía Pérez de Traba, hija de Pedro
Frolaz de Traba, Conde de Traba, Trastámara y Monterroso, Señor
de Galicia y ayo de Alfonso VII y de María de Urgel, hija del
Conde de Armengol.
Rodrigo había
casado en primeras nupcias con Mayor Pérez Ansúrez, no teniendo
sucesión de este primer matrimonio.
De Rodrigo y Dña
Estefanía, nacen varios hijos, entre ellos, Fernando, Señor de
Castrojeriz y Gutiérrez de Castro “el Descalabrado”, que se casa
con Elvira Osorio, Señora de Lemos. Elvira era hija de Osorio
Rodríguez, Señor de Toroño y de Elvira Rodríguez, Señora de
Lemos y Sarria. Su abuelo, el conde Rodrigo Martínez, tuvo
Lemos, confirmando escrituras en el año 1117. Su abuela era
Urraca Fernández, hija de Fernando Ruiz, tronco de los Castro.
Al “descalabrado”
lo sucede en Lemos, su hijo Fernando Gutiérrez, que aparece en
el repartimiento de Sevilla, siendo, para muchos, el primero que
uso los seis roeles en el nuevo escudo de los Castro
establecidos en Galicia, diferenciándose de las ramas ubicadas
en suelo castellano, que seguían usando el escudo primitivo.
En el siglo XIII
la rama castellana se extingue y, si no llegase a ser por la de
Galicia, nunca los Castro hubieran escrito tantas páginas de la
historia de España.”
(9)
Continúan los
Sres. Alberto y Arturo García Carrafa, y su obra ya citada,
afirmando que los primitivos del linaje y los que ostentó la
rama mayor de los Castro de la primera raza, son estos: De gules,
con una banda de oro cargada de una cotiza de sinople.
La rama segunda de la Casa de
Castro de la primera raza, esto es, la de los Señores de Lemos,
Monforte y Sarria, trajo desde el siglo XIII, en que recogió la
representación de la rama mayor primogénita, estas otras armas:
De plata, con seis roeles de azur puestos dos, dos, dos
El nombre de Castrojeriz, antes, Castro
Xeríz, era en un comienzo Castro Xaraiz. Castro en alusión al
existente en el lugar donde se levantó el castillo y Xaraiz,
deriva del árabe que significa, sangriento, aludiendo a las
sangrientas luchas que en él se produjeron entre los cristianos
y los árabes. Serían entonces, Castro Sangriento.
D. Fernán Ruiz de
Castro “Toda la lealtad de España” tenía muy en cuenta la
villa de Castrojeriz.
“El día anterior a su partida
(se refiere al viaje de Pedro I a Francia) dio el monarca al
prócer gallego el señorío y el castillo de Castrojeriz, cosa que
estimó mucho don Fernando por haber sido el solar de sus
antepasados(...) Supo don Enrique que el Principe de Gales
reunía gente para venir a favor del rey don Pedro noticia que,
por su parte, no desconocía el conde de Lemos, llegándose a
concertar un pacto entre sitiador y sitiado, que, en tales
circunstancias redundaba más en beneficio y provecho de don
Fernando de Castro. “E don Fernando de Castro ovo su pleitesía
con el rey de esta manera: (...) 2º Que si Don Fernando de
Castro quisiese quedar en la merced del rey Don Enrique, que el
rey le dejase el condado que el rey Don Pedro le había dado, ca
le diera o Castro Geriz, por cuanto decía Don Fernando que
aquella villa fuera de su linaje, é que de aquel lugar se
llamaban ellos de Castro, é del día que el rey Don Pedro ge la
dio, se llamaba Don Fernando Conde de Castro(...)” (10).
“(...) La anteriormente mencionada
relación - biográfica sobre la generosa prosapia de los Castro,
Condes de Lemos, que don Juan de Arce incluye en la Egloga
Tercera de sus Tragedias de Amor, concluye con unas curiosas
referencias a esta útima generación. Dice así: ... Estaban sobre
aquel teatro tres sillas de évano blanco y negro, tachonados de
oro y engastados en la cabeza unas esmeraldas labradas en punta,
pendiente por el cielo sobre diamantes. Estaban sentados en
ellas tres gallardos mancebos, tres pasos delantes dellos estava
un león de plata, artificiosamente dorado y esmaltado, con un
escudo de armas en las uñas en que se veían en campo colorado
seys reales de plata y por timbre un TAU(...)”(11)
LA TAU COMO
ELEMENTO HERÁLDICO DE ALGUNAS FAMILIAS.
En su forma, suele ensancharse en los
extremos. Sabemos que la Tau de sangre usada en heráldica, es
una de las cinco que utilizaron los Marcelos romanos después
convertidos al cristianismo, de quien proceden algunas familias
nobles que colocaron la TAU en sus escudos de armas.
Los Marcelos,
cónsules romanos, llegaron a ser muy influyentes en el Imperio y
convertidos al cristianismo utilizaban cinco TAUS como
distintivo familiar y de sus creencias religiosas.
Los Fernández de
Temes.
En distintas obras se afirma que los Temes
de Galicia emparentaron con los Marcelos, siendo la razón de
usar la TAU en sus armas. Según fray Crespo del Pozo, tomo , pag.
En la casa “Da
súa Torre”, de los Fernández de Temes; un poco más abajo de la
Torre de Arcos que fue el primitivo solar de la familia; en la
iglesia parroquial o en una piedra armera de la Casa de Tor, se
puede observar este símbolo.
En el Pazo de
Castelos en el municipio de Carballedo en Lugo, en un escudo, en
el tercer y cuarto cuartel. En el Pazo de Vilaseco, Ourense, con
las fajas en unión de los Quiroga, Moscoso y Somoza. Láncara en
Graices. En la casa de Tor, un escudo donde aparece la Tau, y
las armas de los Ribadeneira, Salgado y Pardo. En el Pazo de
Bóveda hay un escudo con una Tau y tres fajas, además de los
siete calderos de los Noguerol. En el Pazo de Reguengo –Pantón-
escudo con la Tau y las barras de los Fernández de Temes. En
Casa Adelaira, en Paradela, se puede ver un escudo con la TAU y
tres fajas de los Fernández de Temes.
Los Gago. Los cuales
proliferaron en tierras de Chantada, Pontevedra y Marín.
Los Muros.
Los Sobrado.
Con casa entre Sarria y Monforte, en concreto, en Rubián de
Cima.
Los Núñez. En el siglo
XIV, un miembro Núñez, Alvar Núñez Osorio, tituló brevemente
nuestra tierra. Los Núñez tuvieron casas en Ferrol; Núñez –
Quixano; Vigo; en la casa del famoso Méndez – Núñez; Ponferrada;
Villafranca, etc.
Los Moure. Con casa
solar en la villa de Chantada; en San Juan de Toldaos; en
Santiago de Sobracelo; en Taboada; San Payo de Buxan; Cospeito;
Villalba; Xinzo de Limia, etc.
Los Vázquez de
Temes.
En el Pazo de Bergondo, Noya, etc.
En España,
Francia, Suiza, etc., proliferaron las familias que tenían una
TAU en su escudo de armas. Comenta Damian Verroux:
“(...) La TAU o TAF es lo que se
llama un –móvil- de los escudos de armería. El viejo blasón de
los antonianos era de plata con la Tau en azul.
En Francia y
Suiza varias familias o linajes portan la TAU en sus
escudos(...)”(12)
SAN FRANCISCO Y
LA TAU.
S. Francisco de
Asís fue el que llevó a sus monjes la utilización de la TAU.
Cuando realiza el Camino de Santiago se encontró con abundantes
TAUS esculpidas en ermitas y conventos de antonianos. Damian
Verroux, comenta al respecto:
“(...) El signo
TAU es común por sí mismo en comparación con los restantes ya
que con él sólo se sellaban los documentos oficiales enviados y
además también se pintaban en cualquier parte de las paredes de
las celdas(...) El signo TAU era el que usaba San Francisco para
firmar sus cartas cada vez que tenía que enviar un mensaje. Sea
por obligación sea por caridad(...) La TAU tenía por encima de
todos los otros signos su preferencia... Era la única firma que
utilizaba al final de sus escritos, y la pintaba en las paredes
de todas las celdas(...) Tenemos una primera prueba en su carta
dirigida a los clérigos. No se conserva el original sino
solamente una copia descubierta en un misal del monasterio
benedictino de Subiaco. Ahora bien, ese documento transcrito
entre 1229 y 1238, reproduce escrupulosamente la TAU con que S.
Francisco había firmado su carta.”(13)
“(...) Lo que los Antonianos aportaron de original a la mística
franciscana de la TAU, fue pues el nexo entre humildad y
caridad, por medio de la contemplación de Cristo sufriente (...)
Hubo algunas comunidades de hombres como los Espirituales y
Beguinas que se posesionaron de la TAU, y confeccionan una
nueva idea con la que pretendían enfrentar a Francisco con el
Papa, al Espíritu Santo contra la Iglesia. Fueron considerados
como secta por la Iglesia, predicando la superioridad del
Instituto personal sobre la Regla, de la pobreza sobre la
obediencia y aun sobre la caridad (...) la TAU con la que
pretendían estar marcados, no era más que un tatuaje superficial
(...). Hay también TAUS enigmáticas que uno arde en deseos de
explicar, pero que se resisten a revelar su secreto (...) A
propósito de la TAU sobre la frente, no puede pasarse en
silencio una visión de lo que fue beneficiario otro compañero de
Francisco. Fray Pacífico. Éste, antes de ser Ministro Provincial
en Francia, por tanto, antes de 1217, mereció ver sobre la
frente de Francisco una gran TAU, cuyos variados colores daban
al rostro del Santo una admirable belleza(...) Tomás de Celano
señala otro uso de la TAU por San Francisco: la inscripción
sobre las puertas y paredes de las celdas. ¿Cómo no pensar aquí,
no ya en Ezequiel, donde se trataba de marcar las frentes con el
signo de la salvación, sino en el libro del Éxodo, donde el
signo de la salvación no era otro que la sangre del cordero
Pascual sobre los dinteles de las puertas? (....) así Joinville,
compañero de San Luís , en su comentario ·”Comentario de Oro”,
adaptó esta relación a las palabras: “Y fue crucificado”. La
profecía de la Cruz –escribió- fue representada en Egipto por la
sangre del cordero, con la que se marcaba la entrada de las
casas y la frente de los hombres; se hacía con una letra que los
judíos llamaba THAU, que es parecida a una cruz”(14)
“La
Cruz de S. Antón tan profusamente extendida en la ruta jacobea,
fue para el Serafín de Asís, un recuerdo imborrable y un símbolo
y una fuente de inspiración perenne para su programa de
renovación evangélica” (15)
En
Monforte de Lemos se inicia la construcción del convento de S.
Antonio –Orden de S. Francisco- en los primeros años del siglo
XVI, fundado por el II conde de Lemos, Rodrigo Enríquez de
Castro. Durante siglo y medio fue el panteón de los condes y con
la inauguración del vecino de las Clarisas, -1646- pasó el
relevo a éste.
La división del
poderoso condado en tiempos de los Reyes Católicos conllevó que
la Ciudad del Cabe acogiera las tumbas de sus titulares. De no
haber sido por esta división, estos primeros titulares tendrían
sus entierros en la iglesia de S. Francisco de Villafranca,
lugar escogido por el I Conde de Lemos para enterramiento de la
familia.
El convento había
sido fundado por S. Francisco coincidiendo con su viaje a
Santiago. La iglesia románica es ampliada en el siglo XVII. De
una sola nave, en la que se puede apreciar una rica armadura
mudejar, figurando en ella los escudos de los condes de Lemos.
Parece ser que fue el I conde de Lemos quien sufragó los gastos
de dicha armadura, así como la cabecera gótica. Los arcos
torales alancetados se apean en haces de a tres columnas, que se
coronan con capiteles corridos adornados, él de la izquierda con
tres relieves con las TAUS. En las intercesiones de las
nervaduras y en las claves, tienen esculpidos los escudos de
armas de los condes de Lemos.
En las bóvedas
góticas junto al altar mayor de la iglesia, podemos ver los
lobos de los Osorio con la TAU y al lado los roeles de los
Castro y el castillo de tres torres y el león rampante de los
Enríquez.
Una carta del Sr.
Alberto Álvarez de Toledo e Ibarra, dice:
“Según por fidelidad y certísima
tradición hemos sabido, esta sagrada casa en honor del Beato
Franciscano en Villafranca, que está en la España y es una
ciudad (fortaleza) en la diócesis de Astorga, en un principio
existió erigida en otro lugar de la misma fortaleza; del cual
sin embargo en el año 1285 fue trasladada por la Ilustrísima
heroína María de la Seta –vulgarmente de la Cerda- por
cuanto servía a los hermanos. Así fue trasladada al que ahora
tiene. Se atribuye a esta tradición los signos familiares de la
misma heroína María Aseta grabados en la puerta de la misma
iglesia y su sepulcro que fue erigido en e medio de la Capilla
Mayor, pero ahora tiene el lugar izquierdo de la misma capilla
Mayor –y ello desde el año 1465 y obra del Ilustrísimo Pedro
Alvar Osorio conde de los habitantes de Lemos, quien casado con
Beatriz de Castro tuvo señorío temporal de la ciudad de
Villafranca. Cuanto de trabajo obra, interés y afán el
sobredicho conde de los Lemos Pedro Alvar Osorio hay puesto en
promover este emplazamiento, no es fácil reseñarlo. Lo amplió y
rehizo y reedificó el principal sepulcro de sí mismo desde los
fundamentos. Por lo cual tanto el mismo, como los sucesores
suyos disfrutan con el mejor derecho de sacerdocio familiar y
son sepultados en el predicho sepulcro...”(16)
Las
tumbas de Pedro Alvar Osorio y de su primera mujer, Beatriz
Enríquez de Castro, desaparecieron. También las de dos de sus
hijos, en concreto, la de Alonso Osorio, el único hijo varón, al
que le estaba reservada la titularidad del Condado pero que
falleció en vida de su padre a los veinticinco años y María
Osorio, hermana de Alonso, fallecida a los once años.
LA TAU EN LAS
FORTALEZAS DEL I CONDE DE LEMOS.
Diversos castillos de D. Pedro Álvarez Osorio, I Conde de Lemos,
hereditario y perpetuo de Lemos, conservan las TAUS en sus
sillares. Algunos ejemplos:
CORNATEL
Desde él se
controlaba el acceso a Galicia y Portugal por el valle del río
Sil.
Sus orígenes parecen
remontarse al siglo IX y primera parte del siglo X:
Los restos arqueológicos que
hoy podemos admirar corresponden a la reconstrucción efectuada
entre 1470 y 1482, por el conde de Lemos, tras sofocar a los
rebeldes irmandiños, que según documentos de la época
destruyeran más de la mitad del castillo de Cornatel.
Fue edificio con Taus en
sus piedras. En esta fortaleza falleció el I conde de Lemos en
el año 1483.
PONFERRADA
Situado en una pequeña meseta,
en la confluencia de los ríos Sil y Boeza, el castillo tiene una
superficie aproximada de 8.000 metros cuadrados en forma de
pentágono irregular, con dos de sus lados en curva.
“(...) Ningún resto
constructivo actualmente visible puede atribuirse con total
seguridad a este período templario (1211-1311): La mayoría de
las fábricas y elementos arquitectónicos corresponden a los
distintos señores que hubo en el siglo XV, incluida la célebre
TAU y leyendas de Alvarez Osorio, conde de Lemos, quien los
repite en otros castillos suyos de Galicia(...) La mayor parte
hoy visible es producto de las grandes obras emprendidas por
Pedro Alvar Osorio a partir del matrimonio con Beatriz de
Castro... este magnate realizó las monumentales reconstrucciones
conocidas en numerosos castillos del Bierzo y Galicia(...) Su
heráldica a la que corresponde la TAU y fragmentos de salmos
campean en las torres de la fortaleza nueva.”(17)
CASTRO DE REY
El ilustre historiador Sr. D.
Amor Meilán, comenta:
“En la torre hay un escudo
con la TAU y los seis roeles de los Castro de Lemos, que
ejercieron su jurisdicción sobre veinticuatro feligresías. La
fábrica del castillo de Castro de Rey, pobre y en el peor
estado, es sin duda, de los más recientes de Galicia; tal vez de
los últimos años del siglo XV, siquiera en épocas anteriores
hubiese estado rodeado de otras fortificaciones que las luchas
habidas entre los nobles gallegos, a últimos del siglo XV,
destruyeron hasta en sus profundos cimientos...”(18)
Hoy, este escudo se
encuentra en un pajar vecino al castillo, en términos de
propiedad privada.
CASTRO CALDELAS.
Fortaleza del siglo XIV
levantada por D. Pedro Fernández de Castro “El de la Guerra”,
en un lugar estratégico. El castillo fue tomado por los
irmandiños, que causan daños aunque parece que menores, en
comparación a otros centros feudales.
Castillo con TAUS en sus
piedras, siempre estuvo relacionado con los condes de Lemos,
salvo pequeños espacios de tiempo, como en el año 1471, cuando
el conde de Benavente lo toma por la fuerza, aunque un año
después, vuelve a poder del de Lemos.
La casa de
Vitigudino (Salamanca).
Citando de nuevo a los
historiadores Alberto y Arturo García
Carrafa :
“D. Antonio Fernández de
Castro y de la Moneda Pacheca y Zúñiga fue el último de diez
hermanos. Marqués de Villa Campo, Señor de Tamarón y Bilbestre,
Alcalde Mayor de Burgos además de Caballero de Santiago. Vivió
en Cádiz, donde tuvo un hijo natural llamado N. Fernández de
Castro, casado con una señora flamenca.
Un hermano de D. Antonio
fue Nicolás Fernández de Castro, Señor de Zelada y Lusio, al que
Carlos II le hizo merced del hábito de Santiago en 1672.
El padre de D. Antonio
fue Fernán Ruiz de Castro, Señor de la casa de Zelada y de la
villa de Lusio. Sirvió a Felipe II en las jornadas de
Inglaterra, y su madre fue Francisca de la Moneda.
El abuelo de D. Antonio
fue Fernán Ruiz de Castro que desempeñó el cargo de Canónigo de
Palencia, pero dejó el estado eclesiástico para poder continuar
la sucesión de su casa ante el fallecimiento de su hermano
mayor. D. Fernán se casó con una prima, de nombre Doña Catalina
de Castro y Mazuelo.
Su bisabuelo fue
Fernando de Castro que sirvió a Felipe II en las jornadas de
Inglaterra, y que estaba casado con una prima de nombre Isabel
de Castro.
El tatarabuelo fue
Jerónimo de Castro, I Señor del Mayorazgo de Zelada del Camino,
fundado por sus padres, además de Alcaide y Capitán del Castillo
de Burgos en tiempos de las Comunidades de Castilla. Prestó
servicio importantes a Carlos V, y estaba casado con María
Pardo, de familia gallega, estableciéndose en Burgos.
El padre de su
tatarabuelo fue Fernando de Castro, vasallo de Enrique IV y
luego de los Reyes Católicos. Casado con su prima segunda, Juana
García de Castro.
La abuela de su
tatarabuela, se llamaba Beatriz Gómez de Castro, casada con
Diego Saez de Moxica, muerto en la batalla de Olmedo.
El bisabuelo de su
tatarabuelo, fue Alvar Gómez de Castro, regidor de Valladolid,
casado con Ana Ochoa de la Vega.
El padre de Alvar Gómez
fue Pedro Alvarez de Castro, casado con Constanza de Lusio.
Progenitor de la Casa de Burgos de la que dimanaron, otras
líneas, como la de los Señores de Zelada del Campo, de la que se
desprendieron las líneas de los Marqueses de Villacampo(...)
Pedro Alvar era hermano
de Isabel de Castro, esposa de Pedro de Castilla, sobrino carnal
de Enrique IV, de quienes descienden los condes hereditarios de
Lemos.
Pedro Alvar era hijo
natural de Alvar Pérez de Castro “El Viejo”.
D. Alvar “El Viejo”, era
hijo tercero de Pedro Fernández de Castro “El de la Guerra” y de
su tercera esposa, Aldonza Lorenza de Valladares. I Conde de
Arrayolos, I Condestable de la Corona de Portugal y Alcaide de
Lisboa. El 5 de octubre de 1360 se casa con María Ponce de León.
Además, fue el origen de la III Rama de los Castro, de quienes
descienden por hembra los Condes de Lemos hereditarios y
perpetuos. Su hermana Inés de Castro “Cuello de Garza”
protagonizó el trágico episodio de reinar en Portugal después de
muerta.
El abuelo de D. Alvar
“El Viejo” era Fernán Rodríguez de Castro, que estaba casado con
Violante Sánchez de Castilla.
Su abuelo fue Esteban
Fernández de Castro, hermano segundo de Andrés Fernández de
Castro (del que recibe el Señorío de Lemos, por morir sin hijos
varones, pues sí tenía dos hijas de nombre María Andrés y Emilia
Andrés de Castro. La sucesión de estas dos hermanas de la casa
de Castro terminó en sus hijos), y estaba casado con Aldonza
Rodríguez de León.
El padre de Esteban y
Andrés fue Fernán Ruiz de Castro, casado con Emilia Iníguez de
Mendoza. Fernán era hijo de Gutiérrez Ruiz de Castro, cuarto
hijo de Rodrigo Fernández de Castro. D. Gutiérrez fue el primer
Castro que señoreó Lemos, gracias a su matrimonio con Elvira
Ozores u Osorio. Éste matrimonio es el origen de la segunda rama
de los Castro, Señores de Lemos.
Como decimos, Gutiérrez
era hijo de Rodrigo Fernández de Cstro “El Calvo”, que sirvió a
Alfonso VII, Sancho III y Alfonso VIII. Casado en dos ocasiones,
la primera con Estefanía Pérez de Traba, hija de Pedro Frolaz de
Traba, ayo de Alfonso VII, Señor de Trastámara, Traba y
Monterroso, gran Señor de Galicia.
Rodrigo “El Calvo”, era
hijo de Gutiérrez Fernández de Castro y nieto de Fernán Ruiz y
María Fáñez, origen de la estirpe de los Castro, nacida en la
villa burgalesa de Castrojeriz.” (19)
Queda establecido que D.
Antonio Fernández de Castro, Marqués de Villa Campo y Señor de
Tamarón y Bilbestre, desciende de los mismos Castro que los
Condes de Lemos hereditarios y perpetuos.
Pues bien, en una casa
blasonada de Vitigudino (Salamanca), se encuentra el escudo de
D. Antonio Fernández de Castro y de la Moneda Pacheca y Zúñiga,
Señor de Tamarón y Bilbestre, I Marqués de Villacampo.
El escudo tiene en el
primer cuartel los seis roeles de los Fernández de Castro junto
a la TAU de Castrojeriz.
El Catedrático Emérito de
la Universidad de Salamanca, Sr. D.
Julian Álvarez Villar, nos facilitó unas fotografías de dicho
escudo.
MONFORTE DE LEMOS
El ilustre historiador, D.
Manuel Vázquez Seijas, en su obra: “Fortalezas de la
provincia de Lugo”. Tomo II, pag, 149, dice:
“Fortaleza de Monforte de
Lemos.
MONS-FORTES, es la divisa que
rodea el emblema TAU que ostenta el escudo de armas de Monforte
de Lemos, emblema que trajeron de tierras castellanas los
Castro-Xeríz(...)” (20)
Otro de las fuentes que puedo
utilizar es la obra del historiador Sr. Edward Cooper, reputado
y reconocido especialista que, en su obra “Castillos
Señoriales en la Corona de Castilla”, en la página 392,
escribe sobre el castillo de Ponferrada, entre otras cuestiones:
“6) El signo Tau
Aparece sobre la puerta de la
barbacana (núm. 7 en el plano), con las armas de los Castro en
la puerta de la torre de la esquina sudoeste (núm.3) y sobre una
puerta de acceso a las barreras de lienzo este (núm.8) junto a
una fecha (destruida) que Luengo leyó como 1408, pero que debe
ser 1468 (...) Véanse parte 3 nota 354, y ap. Doc. Núm 260.
Espero que la profusión de muestras heráldicas y documentales en
contra desmentirán para siempre la posibilidad de que estas Tau
fueran colocadas por los Templarios, disueltos en España en 1312.
La única conexión posible válida para el siglo XV, radica en el
concepto del “fuero de bailío” una jurisdicción de origen
templario que todavía se consideraba operante, en determinados
casos (vease Higuera de Vargas), hasta la época de los Reyes
Católicos. Es lógico que se señalara su vigencia con algún signo
apto(...)” (21)
En el complejo fortificado de
Monforte de Lemos, al igual que en Ponferrada, Castro Caldelas,
etc, podemos ver en diversos puntos la TAU colocada por el I
Conde de Lemos hereditario y perpetuo, D. Pedro Alvarez Osorio,
con motivo de la reconstrucción que hizo de sus fortificaciones
después de acabar el levantamiento de los irmandiños, a partir
del año 1469.
Alguno de ellos, son:
- Torreón llamado “Castillo
Pequeño”, en la puerta de acceso al paseo de ronda.
- Torreón denominado de “Santo
Domingo”, en el arco de entrada al mismo.
- Torreón llamado “Dos Monxes”,
en la clave del arco de entrada al mismo.
- En uno de los torreones del
conjunto do Cárcere Vello, en la cara oeste, frente a la rúa
Santo Domingo.
- En un lienzo de muralla del
siglo XV que arranca del cubo del Castillo Pequeño, en su parte
exterior podemos observar tres TAUS sobre el dintel de dos
ventanas de vigilancia y en su parte interior, dos TAUS más.
Ya de época posterior al I Conde
de Lemos, Pedro Alvarez Osorio, se colocaron TAUS, en lugares de
gran significado dentro de la vida religiosa, social e histórica
de la población, y que en algunos casos, y gracias a
referencias documentales o a fotografías, hemos conseguido
mantener memoria histórica de ello. Pongamos algunos ejemplos.
- En la desaparecida ermita de
Nuestra Señora de los Campos, también conocida antaño,
popularmente, como de Santa Eufemia, de la que no queda ningún
vestigio físico conocido en la actualidad. Sí se conserva, por
otro lado, el nombre de Campo de la Virgen al lugar donde se
levantaba esta ermita, en otra época, de gran transcendencia
religiosa y social para Monforte de Lemos. De hecho, se han
realizado hace unos años unas obras y existe en la actualidad un
santuario, donde desde el año 1598, y de manera
ininterrumpidamente, se hace la bendición de los campos de Lemos
y la renovación de los mismos. Una instantánea descubierta
recientemente por el Sr. José Luis Montero, coleccionista de
postales y viejos fotos, nos ha permitido conocer como era la
fachada principal de dicho templo religioso, donde campeaba una
TAU. La iglesia fue fundación de los condes de Lemos en los
últimos años del siglo XVI. El Obispo de Lugo mandó que se
demoliera por haberse contado con la autorización del Abad para
levantarla y recordemos que ambas instituciones, mantenían
litigios por jurisdicciones eclesiásticas. En 1672 se
reconstruyó, correspondiendo las ruinas a esta última
construcción. En la instantánea se puede apreciar en el vano
adintelado central – corresponde a la puerta -, en la clave
resaltada del dintel, la fecha 1672. Luego, sobre ésta, existe
una inscripción imposible de leer, coronando todo ello, una
cartela ovalada con la TAU en relieve, símbolo de los Castro y
emblema heráldico, con el paso del tiempo, de nuestra Ciudad. En
resumen, uno más de los edificios emblemáticos locales, con la
TAU en sus sillares.
- En la fachada del edificio de
Nuestra Señora de la Antigua, se pueden ver dos TAUS. El
edificio se comenzó a levantar a finales del siglo XVI por el
Cardenal Arzobispo de Sevilla, D. Rodrigo Enríquez de Castro.
- En la cúpula de la iglesia
parroquial del ex convento de S. Jacinto –Orden de dominicos-
hoy conocida como iglesia parroquial de A Régoa, podemos
apreciar un escudo con las armas de los Enríquez de Castro y la
TAU. El convento dominico y su iglesia conventual fueran
fundados por los VII Condes de Lemos, a comienzos del siglo XVII.
- En a Ponta da Virxe, en el
barrio de O Morín, existe un escudo colocado por las autoridades
municipales, con una TAU y una fecha, 1853.
- En la iglesia del antiguo
monasterio de S.Vicente, existe un pequeño óculo con una
TAU en rojo, encima del camarín
de la Virxen de Monserrat, patrona de Monforte.
- Alguno de los mantos más
hermosas de la imagen de nuestra patrona, ostentan la TAU del
escudo local.
- En diversos puntos de la
localidad podemos apreciar TAUS más recientes colocadas por el
Ayuntamiento de Monforte. Por ejemplo, en la fachada del
edificio de la rúa Comercio, observamos una TAU portada por un
ángel. Esta tipología de escudo utilizado entre finales del
siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, por el ayuntamiento
monfortino, lo hemos observado en documentos municipales y es
que desde la primera parte del siglo XIX, las dependencias
municipales ocuparon este edificio, hasta el año 2001, que
pasaron a otro. En su origen, y se puede afirmar que en la
mayor parte de su historia, este inmueble que se remonta a
varios siglos de existencia fue hospital administrado, según el
momento, por órdenes religiosas o personal civil.
La fortaleza es
una de las construcciones monfortinas donde más TAUS se pueden
ver. Sobre esta edificación se encuentran datos en diversa
documentación, por ejemplo, en el Proceso Tabera – Fonseca
(transcritos por Ángel Rodríguez González en su obra “Las
fortalezas de la Mitra Compostelana y los Irmandiños”)o en el Proceso de Probanza de 1483 entre Rodrigo Enríquez
de Castro y María Juana de Bazán, (existente en el archivo del
palacio de Medina Sidonia). En ellos se aportan datos sobre las
reconstrucciones llevadas a cabo por Pedro Alvar Osorio en las
fortalezas del condado de Lemos, entre 1470 y 1483.
No
disponemos del libro de acuerdos plenarios del año 1846, en él
que, sin duda, quedaría reflejada la decisión del gobierno
municipal de adoptar un emblema heráldico propio para la Ciudad
del Cabe. Desgraciadamente, no sólo se perdió el libro de ese
año, además faltan desde 1829 a 1856.
Germán
Vázquez, Hermida Balado, y otros ilustres historiadores
monfortinos desconocían el significado e importancia del símbolo
que nos representa.
Comenta Hermida Balado en su “Lemos”:
“Repárese que acabamos de aludir al escudo actual de la ciudad,
de lo cual se infiere que antes tuvo, por lo menos, otro. En
efecto, así fue, y hoy es el día en que aún nos lamentamos de
que, por falta de versión documental, no hayamos podido
desentrañar el por qué de este escudo, de ahora. Tampoco nos lo
dice su lenguaje heráldico que, en tanto no se nos demuestre lo
contrario, consideramos que nada tiene que ver con Monforte. Una
TAO TEMPLARIA simple y escueta, tal es el escudo en concreto.
Nos parece disfraz incongruente con nuestro pueblo, donde jamás
los templarios se aposentaron. De entre las ilustres genealogías
galaicas, la de los Fernández de Temes ostenta la TAO en su
escudo de armas. Pero nunca esta familia ejerció influencia
sobre Monforte(...)
Puede que el fundamental, el decisivo, fuese, sin otros
miramientos la TAO TEMPLARIA que aparece grabada en la dóvela
central del arco de la puerta de entrada al llamado “castillo
pequeño” de la fortaleza de los Lemos. ¿Razón de esta TAO? ¿Por
ventura la hizo esculpir algunos de los Lemos como manifestación
de paz con el Temple después de unas legendarias luchas al
estilo de las que con su abundante fantasía describe Gil
Carrasco en su novela “El Señor de Bembibre?
Puestos a suponer, mejor consideramos la TAO capricho frecuentes
entonces entre los canteros con el que se quisiera ironizar al
novelesco Señor del Castillo. Esto, si el cantero, o el maestro
de obra, o alguno de los Condes, o quien fuese de aquella época
o de otra posterior, pues cabe suponer que entre piedra y
gradado puedan mediar muchos años, no quiso simplemente
simbolizar con una TAU las últimas sílabas de Monte Forte.
Pues bien, en la euforia innovadora del Monforte ciudad pudo muy
bien surgir la idea de un nuevo escudo. El de la villa tiene
muchos semejantes diseminados por toda España y era preciso un
escudo único, original. Y dados a buscar apareció, providencial,
la piedra del castillo. Cuando estaba allí por algo sería y ese
algo no podía significar ardite en la historia de Monforte, sino
símbolo muy expresivo.
Pensamos nosotros que a dos pasos del sitio tenían los
partidarios del cambio de escudo labras heráldicas con las armas
del Condado de Lemos, que en último término revestían cierta
justificación para el caso. Lo que no significa renuncia a
nuestra modesta opinión de que el escudo no debió jamás
cambiarse. Ahora bien, tampoco podemos negar los efectos
institucionales del tiempo. Han pasado ya muchos años sobre
el actual escudo de Monforte y es natural que haya prendido en
el afecto del pueblo. Nosotros mismos, que con todo lo anterior
no hemos pretendido otra cosa que hacer historia objetiva, le
rendimos el debido respeto(...)”(22)
Por su
parte, el historiador local D. Germán Vázquez Martínez Sueiro,
comenta la respecto:
“(...) Resulta curioso, sin
embargo, comprobar que el escudo que prevalece hoy en Monforte,
con tal generalidad y extensión que excluye por completo
cualquier otro, es un signo en forma de T, orlado con el nombre
de la ciudad que se pone: Mons-Fortes y en otros casos: Mons-For-Tis.
A
pesar de tal generalización(...) resulta de determinación
imposible hallar la razón que acredite la utilización de este
escudo del que ni siquiera se conoce la significación del
símbolo central ni, por tanto, su representatividad, con lo que
tal escudo no cumple su principal finalidad de ser peculiar y
propio, de recoger con la simbología más apropiada lo más
destacado de su historia.
Porque, en efecto, cuando se trató de concretar la traducción de
aspecto tan importante del blasón local, todo lo que al respecto
se tiene indicado muéstrase carente de solidez, exento de la
mínima base sobre la que apoyar cualquier argumento o teoría. El
investigador que discurre en torno al tema se ve obligado a ir
de hipótesis en hipótesis para, en resumen, no poder aducir otra
cosa que una conjetura, una probabilidad, una opinión.
Así, pues, se tiene dicho que la T que campea en el escudo
referido corresponde a la usada por los religiosos benedictinos,
lo que se contradice con la realidad ya que el distintivo de
esta orden, de tan viejas como entrañables raíces en nuestra
población es una cruz patriarcal, es decir, de doble travesaño y
la palabra PAX superpuesta, ambas de oro en campo de azur. Otros
opinantes se inclinan por creer que dicho signo fue usado por
los templarios, lo que también está en pugna con lo cierto,
puesto que éstos tenían como insignia o escudo una cruz sencilla
de paño sobre su hábito blanco. Esto aparte de la expresiva
circunstancia de que la orden templaria no tuvo radicación
alguna en Monforte y únicamente hubo en su tiempo una bailía en
San Pedro de Canaval, en tierras de Sober.
Tampoco parece segura ni convincente la repetida afirmación de
Vázquez Seijas, según la cual, “Mons-Fortes es la divisa que
rodea el emblema TAU que ostenta el escudo de armas de Monforte,
emblema que trajeron de tierras castellanas los Castro Xeriz”,
porque en ninguno de sus cuarteles figura tal símbolo y sabemos,
además, que el escudo emblemático de los de Castro fueron los
seis roeles de azur sobre campo de plata, pintado por el
semilegendario Diego Laínez y que a este escudo primitivo fueron
agregando sucesivamente al vincularse a su linaje los dos lobos
pasantes de los Osorio, en campo de oro y el castillo, también
de oro, de los Enríquez.
La
cruz de Potenza es la que más se aproxima a la del presunto
escudo monfortino, porque está constituida por un palo
horizontal que con otro vertical forma la figura de una T, cruz
llamada, como se sabe, en “tao” por el nombre de esta consonante
en el alfabeto griego. También se llamó patibulata, por su forma
de patíbulo. La cruz de Potenza fue usada por las ordenes
hospitalarias de San Antonio, desaparecidas e incorporadas a las
de Malta y San Juan. No se tienen noticias históricas de que
alguna de ellas se hubiera establecido en Monforte. Unicamente
pudo estarlo la segunda, en la demolida iglesia parroquial de la
Régoa, pero no hay constancia...
De
cualquier forma, para nosotros el castillo de oro sobre monte
peñascoso en campo de plata, orlado con el nombre de “Monforte”
o el de “Montis-fortis” contiene una simbología acorde con lo
más representativo y emblemático de nuestra ciudad, en
contraposición con aquella cruz de definición imprecisa y
nebulosa, que, en resumidas cuentas, nada expresa, señala ni
simboliza a Monforte(...)”(23)
Eso es
lo que dicen dos de nuestros grandes historiadores locales.
Xosé
Fariña Jamardo, en su obra, “Os Concellos Galegos”,
comenta:
“ESCUDO E SELO
Na G.E.G. dise en relación co escudo de
armas de Monforte de Lemos que segundo Bernardo Barreiro ó
escudo é, o que describe desta maneira: “Usa por armas o castelo
de ouro dos seus antigos Condes, colocado sobre un monte, e
innacesible, en campo de prata, e a voz Monforte, ou, Monte
fuerte de Lemos”. E Otero Pedrayo, escribe también, que Monforte
ten por armas un castelo sobre monte peñascoso e na orla o nome
de poboación.
O
xuicio do comentarista, este é, o escudo representativo da
poboación monfortina, coa salvadade de que o castelo, anque siga
sendo dos Condes, ten que considerarse o símbolo mais
característico e emblemático da cidade. Pero a seguir, engade,
que “resulta curioso, sen embargo, comprobar que o escudo que
prevalece hoxe en Monforte, con tal xeneralidade e extensión que
exclue por completo calquer outro, e un signo en forma de TAU
orlado co nome da cidade, nuns casos Mons Fortes, e en outros
casos Mons-For- Tis.
En
cumplimento dunha R.O. de fomento, do 30 de Agosto de 1876, o
Gobernador Civil de Lugo, remitéulle o xefe do A.H.N. o 21 de
setembro de 1876, as constestacións recibidas dos alcaldes da
sua provincia, sobre os selos que usaran ou viñan usando e a su
historia e o alcalde de Monforte remítelle unah folla sen data,
na que reproduce o escudo, e dille: “A procedencia deste selo
que se chama TAU ou TAI e de orixen dudoso, perdéndose na
oscuridade dos tempos, sen que da sua veradeira orixe exista
dato algún positivo no arquivo deste axto, de modo que
conservándose aquel nome, so por unha vaga tradicion, que
diriamos lexendaria, queren atribuilo uns a primitiva casa dos
condes de Lemos, sen que falte quen, mais o menos
caprichosamente o faga remontar a época dos templarios.”(24)
En el
año 1876, el Alcalde de Monforte no sabía explicar cual era el
significado del emblema heráldico.
Desconocían la existencia
de una crónica de la segunda parte del siglo XVI, existente en
la Biblioteca Nacional que nuestra amiga D.
Manuela Sáez González, incluye en su obra “La Platería de
Monforte de Lemos”. En aquel
momento, la TAU fuera utilizada en época no muy lejana,
recordemos como la manda colocar el I Conde de Lemos en sus
posesiones en la última parte del siglo XVI. Entre finales del
siglo XVI y comienzos del siglo XVII, se levanta el edificio de
Nuestra Señora de la Antigua y la iglesia, hoy parroquial de A
Régoa, antes, conventual de S. Jacinto de dominicos, es
financiada por los VII condes de Lemos durante la primera parte
del siglo XVII, en ella, en la cúpula, podemos apreciar las
armas de los Enríquez de Castro y la TAU.
El documento en cuestión,
dice:
“BN MSS
712 folio 280.
Al margen LEMAVUS.
Monforte está en la concha de Lemos, que tiene por nombre
antiquísimo se llama así, es la concha un valla muy llano en
contorno rodeado de montaña, es de montaña fértil, de pan y vino
y toda buena atrabiessala un riachuelo llamado Cabe y otros
arroyuelos. No es de mucha arboleda, per mirada Monforte tiene
bella y apacible vista. La villa está en medio de un pan de
azucar, asentada bien cercada de fuertes muros y de torreones, y
una fortaleza buena en lo más alto a un lado pegado con la casa
y Monasterio que tiene la cima= alli junto está también la Casa
del Conde edificada en propio suelo del Monasterio de que aba
pocos dias. Afuera a un lado está el... y fuera de al cerca, la
Regla riega el río la falda del monte allí questa donde está la
villa, y de la otra aparte está S. Francisco, casa y sepultura
de los Condes de Lemos, y tiene otro barrio en el llano y ribera
que se llama LAFAVERA por nombre y término antiquísimo, donde
pasan por unas razonable puente, allí en aquel lugar solía haber
templo de S. Claudio, del que ya no ay mención, sino en
escrituras, y debió estar donde se edifició S. Francisco.
Tiene las puertas de la villa y
de la fortaleza por armas una TAU de S. Antón, por ser edificio
de los Castro Señores antiguos de Castrojeriz donde está una muy
antigua abadía y casa de S. Antón, donde sus antiguos memorias y
documentos.
Otro escudo de armas tiene la
torre de la fortaleza, pero moderno, son los dos lobos de los
Osorio y un castillo y seis roeles de ésta suerte.”
Algunos datos en él
reseñados, ayudan a desvelar la época en que se escribe la
crónica, ya que, el documento no tiene fecha.
Dice que la casa del Conde está
al lado del Monasterio “edificada en propio suelo del
Monasterio de que aba pocos días...” Los días serían años y
documentos consultados, afirman que la III Condesa de Lemos
levanta un nuevo palacio, en propiedad de los monjes, los
cuales, tras pleito, reciben a cambio otras propiedades
condales. Esto ocurre en la primera parte del siglo XVI. Del
otro lado del río Cabe se menciona el Convento de S. Francisco,
que se comienza a levantar en 1503, siendo panteón condal. Por
el contrario, nada de dice del monasterio de Santa Clara, que se
comienza a edificar en 1622, por tanto, es anterior a ésta
fecha.
El centeno y el trigo, el vino y
la remolacha, debían abundar, pues menciona: ”montaña fértil
de pan y vino” y “la villa está en medio de un pan de
azucar”.
Dice que las puertas de la villa
y la fortaleza tienen por armas la TAU de S. Antón, y explica la
razón: La fortaleza pertenecía a los condes de Lemos de sangre
Castro, Señora antiguos de Castrojeriz, localidad en la que aún
hoy, podemos apreciar la antiquísima abadía de S. Antón, Casa
General de la Orden, con sus restos en los que se pueden
apreciar las TAUS, emblema de los Antonianos.
No debemos pasar por alto
el significado como amuleto contra la peste que, desde época
inmemorial, se le atribuyó a la TAU. Durante una de las mayores
epidemias que tuvo que soportar Monforte, la de finales del
siglo XVI, los VI condes de Lemos refugiados en Castro Caldelas,
efectúan, junto al Concejo de la Villa, un Voto a San Roque,
presentándolo ante el Abad de S. Vicente. Tras invocar por la
protección del Santo, “... hicieron voto solemne a Dios de
que cada año el día de su festividad –16 de agosto- desde
ahora para siempre jamás, le guardarían su día como fiesta
solemne y la tendrían por día de cuaresma y, cayendo a domingo,
tendrían por día de cuaresma el siguiente.”
Este voto se renueva todos
los años el Martes de Pascua, en el mismo lugar que antaño, el
Campo de la Virgen.
LA TAU, DESDE
1846, EMBLEMA HERÁLDICO DE MONFORTE.
Desde, por lo
menos, el año 1846, la TAU se utiliza por parte de los
mandatarios locales, en documentos oficiales, como emblema
heráldico de la población.
Se pensaba que en
1885 coincidiendo con la concesión del título de Ciudad a
Monforte, los gestores municipales acordarían adoptar un escudo
local.
Hemos consultado
documentación de archivos y colecciones particulares, en ninguna
de estas fuentes hemos hallado un escudo anterior a éste. Hemos
leído repetidamente, que el castillo y el monte inaccesible
formaban un primer sello local. Nada de ello hemos visto. En
cambio, la TAU signa documentos desde, por lo menos, el
mencionado año 1846.
Aquellos gestores
municipales de mediados del siglo XIX, observarían la profusión
de este símbolo en estos lugares emblemáticos de nuestra
localidad, adoptándola como emblema heráldico propio.
La TAU es hoy
querida y respetada por los monfortinos, familiarizados ya con
ella y es que son más de 150 años de historia documentada
utilizándola como símbolo representativo del Concello y de la
milenaria villa de Lemos.
Está
integrada y aceptada en todos los sectores de la sociedad local.
Asociaciones deportivas, tales como el Lemos C. F., el equipo
local de ciclismo, de piragüismo, además de culturales,
recreativos y medios de comunicación, la utilizan o utilizaron,
por lo que forma parte de la identidad del pueblo monfortino,
como símbolo representativo de la Ciudad del Cabe.