Los petos de ánimas son sencillos monumentos de
piedad popular en encrucijadas, al borde de caminos, en atrios de iglesias,
etc.
Dentro de las construcciones populares, los
petos son los que manifiestan la importancia del purgatorio.
Los más antiguos corresponden al siglo XVI,
aunque el siglo XVII fue la época de mayor profusión de los monumentos
dedicados a las ánimas, que evidencian la influencia de la Iglesia en la
mentalidad de un pueblo. Solían ser levantados por el clero, la cofradía de
las ánimas o un particular, un devoto que cumplía de esa manera una promesa.
La administración era llevada por la iglesia o
por la cofradía respectiva.
Existen varios tipos de petos: de mano, que
eran los utilizados en las iglesias y capillas durante los oficios, y en
ocasiones se encontraban fijos dentro del templo. Otros eran obras de
cantería, que forman parte de un crucero, muro, iglesia o casa. En nuestro
caso particular formaba parte del puente de piedra. En los cruceros, en
ocasiones, en sus bases, existía un peto. De ahí la denominación de “crucero
de ánimas”. Solían representar la escena del purgatorio y tener en la base
un pequeño peto para limosnas.
Hay también los petos que delimitaban la
propiedad de la iglesia de los vecinos. Algunos muy sencillos, con sólo una
cruz o una imagen.
Las noticias sobre un peto en el puente de
piedra o viejo de nuestra población, vienen citadas en diversos documentos,
de diversos archivos históricos. Vamos a citar un par de documentos.
Por ejemplo, en el Archivo Histórico Municipal,
se trata por parte de los munícipes, en el año 1856, lo siguiente:
“(…)Teniendo presente dichos señores el mal
efecto que causa en medio del puente de este pueblo una especie de cepillo o
cajón de sillería muy antiguo y de reconocida inutilidad, han determinado
arruinarlo (…)”
Pocos días después, en otro documento municipal
se puede leer:
“(…)resolvieron que la piedra sacada de la
demolida caja o cajón TITULADO DE LAS ÁNIMAS, sita en el puente de esta
villa, se emplee en construir una escalera que facilite entrada cómoda al
convento de las monjas de Santa Clara de esta villa, del mismo que tenía
antes de rebajarse la calle con cuyo motivo, sufrió el perjuicio indicado
(…)”
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