Es de conocimiento
general que en el siglo XX existieron numerosos zapateros en la
población, pero pasa bastante desapercibido que, desde la Alta Edad
Media, el zapatero fue una de las profesiones preponderantes de la
economía local.
Los talleres
artesanales de calzados permitieron, en el medievo y durante los siglos
posteriores, mantener, sustentar, a un número importante de familias
avecindadas en la villa del Cabe.
Desde por lo menos, el
siglo XIII, existía en Monforte una calle intramuros de la villa que se
denominaba, oficialmente, ZAPATERÍA.
En la obra inédita de
nuestra apreciado y querido amigo el Doctor Carlos Rodríguez
Fernández “Colección Diplomática de S. Vicente del Pino”,
obra inédita hasta la fecha, menciona en los foros que trató, noticias
sobre la rúa Zapatería y sobre el gremio de los zapateros.
Tenemos que decir que,
después de perder la denominación histórica, pasando a tener el horrible
nombre de la Cárcel Vieja y, posteriormente, rúa Juana de Castro,
volvió a recuperar su denominación secular, y se rotula como rúa
Zapatería.
Que una de las vías
medievales de intramuros de la población, perteneciente al embrión de la
población del Cabe, de intenso tránsito de personas y mercancías, muy
activa, y que comunicaba la puerta de villa conocida como de la
Zapatería con la Praza da Pescadería y puerta de villa del mismo nombre,
fuese conocida con el nombre de ZAPATERÍA, es una muestra más, de la
importancia e influencia que antaño tuvo esta actividad en la sociedad y
economía local.
Durante la Alta Edad
Media y, buena parte de la Baja Edad Media, las vías de mayor
importancia de la villa estaban dentro de la muralla. La Zapatería solo
era superada en categoría por la actual Falagueira. La Rúa Vella, la
tercera vía más importante del Monforte intramuros, también tuvo su
apogeo, sus tiempos de gloria, con casas habitadas por numerosos
monfortinos, siendo hoy, una vía sin vecinos, pero una vía con mucha
historia y a la que hay que recuperar en todos sus aspectos, tanto
"físicamente", adecentándola, como históricamente, dándole a conocer a
los demás, la importancia que tuvo, lo que hoy es, una vía abandonada a
su destino, y que, aunque conserva su antigua anchura de rúa, transmite
una imagen de un simple y sencillo camino intransitable, en pleno
corazón del casco antiguo y embrión de la milenaria población de Lemos.
La cantidad de talleres
artesanales con sus oficiales y profesionales emplazados en la
mencionada vía durante la Edad Media, conllevó que se la conociera como
tal.
En esta vía, LOS
TALLERES DESAPARECIERON, LA CALZADA ESTÁ CUBIERTA DEL ANTIESTÉTICO
CEMENTO Y, POR PERDER, HASTA LLEGÓ A PERDER SU NOMBRE SECULAR, AUNQUE,
AFORTUNADAMENTE, LO RECUPERÓ, Y HOY LA ROTULA.
La rúa de la Zapatería
era descrita en un documento redactado en tiempos del conde de
Lemos don Gines, en el siglo XVIII, y que se guarda en la
Biblioteca Nacional, así:
“(…) Descolgándose
la cuesta por la parte de unía a mediodía, se ven las casas que componen
el centro de la villa: las más de ellas arruinadas por la poca
estabilidad que permite la desigualdad del terreno y sólo en la calle de
la Falagueira se mantienen algunas casas y en esta calle (…) Prosigue
por la cuesta otra calle que llaman la Zapatería con dos aceras de casas
y de la rúa Vieja sólo se ven las ruinas (…)”
En libro de
acuerdos plenarios del Ayuntamiento de Monforte de Lemos, de fecha 1 de
enero de 1875:
“(…) Reconocida la
necesidad de atender el alumbrado público, pues que participen de él,
como es fruto todos los vecinos de las calles céntricas, dado que ni aún
a las primeras horas de la noche se puede transitar por la oscuridad y
el mal piso que esta no permite ver; se acordó se construyan las farolas
siguientes: una para la parte superior de la calle de Remberde, otra
para la calle de las Monjas, otra para (…) otra para el centro de la
calle de la Zapatería (…)”
En el semanario local
“El Combate”, número 12, página 4, de fecha 25 de noviembre de
1934, se lee:
“(…) Zapaterías,
calle de la Virgen, Pescaderías, focos inmundos hoy donde se desarrollan
y padecen males que degeneran. En sus tortuosas callejuelas íntimas,
sombrías y húmedas micróbios en mezcolanza íntima con criaturas
harapientas y escuálidas con signos indefectibles de raquitismo.
Escombros amontonados, viviendas insalubres, aposentos comunes. Sobre
los travesaños de la cama destartalada y pobre en la que hacinan en
vergonzosa e impúdica promiscuidad los cuerpos ateridos y enclenques de
grandes chicos, hace noche el averío testigo mudo del desamparo de esa
gente.”
En la
actualidad, se están adecentando los inmuebles de esta vía medieval
monfortina con ayuda del Concello y de las Administraciones Públicas,
algo que ya se debería de haber hecho hace muchas décadas, pero, hagamos
bueno el dicho de que más vale tarde que nunca. Además, existe un
ambicioso proyecto para recuperar la zona intramuros, algo que será del
todo importante, no solo para los vecinos que en ella residen, sino
también para todos los monfortinos, y personas que visiten nuestra
ciudad.
En Monforte los oficios
dieron nombres a otras vías del callejero oficial. Por poner algunos
ejemplo, citamos los siguientes:
CISQUEIROS, HERRADORES,
HERREROS, PELAMBRES, SEDEIROS, PANADEROS, PLAZA DEL CARBÓN, PLAZA DEL
PULPO, COMERCIO, PESCADERÍAS, TECELANES, PLAZA DE LA LEÑA, TINTER,
AÇOUGE, OURIANES, etc.
Vamos a transcribir una
serie de datos históricos sobre los zapateros de Monforte de Lemos,
sacados de documentación oficial, HASTA LA FECHA INÉDITA,
perteneciente al Archivo Histórico de la Real Chancillería de
Valladolid.
No disponemos de espacio
suficiente en este artículo, ahora publicado en “EnComún Monforte y
Comarca”, para reseñar la totalidad de datos contenidos en los
documentos pertenecientes al mencionado archivo, y que son una fuente
muy, pero que muy importante, para conocer una gran cantidad de noticias
de la villa de Monforte de Lemos, desde el punto de vista histórico,
económico, social, etc.
En el Archivo
Histórico de la Real Chancillería de Valladolid, Sala de Hijosdalgo,
C-242-1, folio 286, se puede leer:
“Nombramiento de
Repartidores para repartir los maravedís del repartimiento Real.
En la villa de
Monforte delemos a onze dias delmes de agosto del año del Señor de mill
equinientos e cincuenta e quattro anos, estando ante los magnificios
señores Cristóval de soto teniente del magnificio señor Licenciado(…) e
Sevastián de Recimil alcalde de ordinario de la dha villa por el concexo
e Regimiento e alonso basante e juan de gaibor e fernando perez
da somoça e andres cañaveral regidores dela dha villa e francisco de
gaibor procurador general della en presencia demi el scrivano e(…)”
folio 286 vlto: “(…) testigos desuso escritos parecieron
presentes Bartolomé alvarez scrivano e alonso de Gondar çapatero
vecino del arrabal de la dha villa e Juan lorenzo tundidor e Antonio de
Quiroga vecinos dela dha villa Edixeron que por quanto ellos havian sido
repartidores del servicio real de su majestad el año pasado dequinientos
y cinquienta y tres y conforme a lacostumbre de la dha villa venian a
nombrar otros repartires que repartiesen los maravedis del dho servicio
real que cabían a pagar a los vezinos desta dha villa, este presente
año de quinientos e cinquenta e cuatro anos e nombraban e nombraron(…)
repartidores a pedro fernandez çapatero e pedro fernandez
albardero e miguel Rodríguez carpintero e a pedrolopez de carude e
pidieron a los dhos señores justicia e regidores les diesen por
nombrados(...)”
Vemos aquí como citan a
Pedro Fernández conocido como Pedro Fernández “dos Campos”, al que
haremos referencia en este artículo sobre la zapatería y los zapateros
de la villa de Monforte de Lemos, con motivo de su testamento, realizado
en el año 1597, y del que se sacan importantes datos y conclusiones
En este padrón oficial,
como en otros del mismo año 1554, y del año 1556, 1558, etc., citan a
los vecinos, pero no a todos ellos le concretan su oficio. Tampoco
desglosan a los contribuyentes por calles. Sí reseñan la cantidad de
reales que pagaba cada uno, dato importante a tener en cuenta, como
también los que tenían la condición de “caballeros” e “hidalgos” y que
por ello, estaban libres de dicho pago.
Este padrón de fecha
11 de agosto de 1554, cita a los siguientes zapateros avecindados en
la villa de Monforte de Lemos :
Folio 291 vlto: Pedro
Fernández çapatero; Juan Rodríguez çapatero; Pedro Rodríguez çapatero;
Folio 292: Bartolomé Rodríguez çapatero; Folio 292 vto: Gerónimo Díaz
çapatero; Juan Carnero çapatero; Alonso de Gondino çapatero; Lucas
çapatero; Folio 293: Juan Preto çapatero; Folio 294: Juan Rodríguez
çapatero; Folio 295: Duarte Alvarez çapatero; Folio 295 vlto: Pedro de
Gondar çapatero; Pedro Alvarez çapatero; Folio 296: Manuel Rodríguez
çapatero; Pedro de Pino çapatero; Martiño çapatero; Francisco Alvarez,
çapatero; Antonio Fernández çapatero; Folio 297: Domingo çapatero
tabernero ; Folio 297 vlto: Domingo yerno del boticario çapatero; Folio
298: francisco çapatero yerno de Pedro da Ponte; Mateo çapatero pobre.
Entre las conclusiones
más interesantes que sacamos del estudio de estos documentos, es que el
oficio de zapatero era de los más abundantes en la villa monfortina a
mediados del siglo XVI.
En otro artículo,
analizaremos otros padrones, como el confeccionado en fecha 11 de
noviembre de ese mismo año de 1554, y también los pertenecientes a los
años 1556, 1558, etc.
Un documento hasta la fecha inédito del siglo XVI,
en concreto, de fecha 12 de junio de 1597, perteneciente al
Archivo Parroquial de Sta. María de A Régoa, nos informa del testamento
de Pedro Fernández dos Campos Pedro no era un simple zapatero con su
taller artesanal sino que, tenía un negocio con un volumen de trabajo
importante, con clientes de fuera de la ciudad, incluso de fuera de
Galicia. El local de trabajo estaba ubicado en la rúa Zapatería.
En el documento se
afirma que:
“(…) Çapatero
vecino que fue de la çapateria desta villa (…)”
En el testamento, se
hace alusión a sus deudores. Estas deudas fueron contraídas por personas
que tenían relación comercial con Pedro Fernández dos Campos. Le dejan a
deber cantidades importantes. Incluso algunos familiares suyos, un
yerno, en concreto, aparece en la lista. Otros deudores eran de
localidades como Ponferrada, Villafranca del Bierzo...
Pedro tenía capilla
particular en el desaparecido convento de S. Antonio de Padua. La misma
se encontraba inmediata a la de los judíos conversos Gaibor, lo que
denota la importancia de este zapatero local.
“Testamento de Pedro Fernández Dos Campos(…)
(...) Sepan quantos esta carta de testamento
vieren y última voluntad vieren como yo Pedro Fernández Dos Campos
zapatero vecino de la villa de Monforte de Lemos, estando como estoy
enfermo (...)
(…) y asismismo mando que se ponga un altar
sobre mi sepultura que está sobre la pila del agua bendita que está en
un pilar de la capilla de los Gaibores, debajo del Coro, y allí se ponga
una imagen de Nuestra Señora de la Soledad o de la Angustia de bulto
todo ello a mi costa(...)”
Manda que un total de
¡10 cofradías! Le acompañen en su entierro. Entre los testigos del
testamento se menciona a Luis de Hebia que era un conocido
platero local, rico e influyente.
Vamos ahora con algún padrón del siglo XVII., y con nuevos datos
inéditos hasta la fecha:
En el Archivo
Histórico de la Real Chancillería de Valladolid, Sala de Protocolos
C-173-7. Año 1654, siguiendo ahora la numeración nuestra de los
documentos oficiales que tenemos, podemos decir:
Folio 82: Remberde:
Antonio Fernández çapatero; Laçaro Núñez çapatero; Jorge çapatero;
Francisco Pérez remendón; Marcos Rodríguez çapatero; el Foto remendón;
Rivadavia çapatero;
Folio 85: Chaos:
Pedro Fernández çapatero
Folio 86: Régua:
Mathias çapatero; Luis de Viladime çapatero; Manuel Pinto çapatero;
Folio 87:Andrés Alvarez çapatero
Folio 87: Arrabal:
La viuda de Juan Prieto çapatero; Pedro Rodríguez çapatero; Folio 88:
Antonio Díaz çapatero; Antonio López çapatero; Simón Delgado çapatero;
Juan González çapatero; Juan Pita çapatero; Amaro Rodríguez çapatero.
Folio 89: Calleja:
Martín Ares çapatero; Bernardo Rodríguez çapatero; Pedro López çapatero;
Antonio Rodríguez çapatero; Francisco Vázquez çapatero; Andrésdo Pineyro
çapatero; Diego Perez çapatero.
Folio 90: Rúa Vieja:
Francisco González çapatero
Folio 91: Falagueira:
Pedro Cid çapatero.
Este padrón para el
repartimiento de maravedís para su Majestad, tiene más datos que los que
poseemos del siglo XVI. Los contribuyentes se ordenan por calles, y así,
extraemos más datos de aquella villa de Monforte de Lemos. Fijémonos,
por ejemplo, que en la Rúa Vella aparecen relacionados 18 cabezas de
familia, lo que indica que estaba todavía bastante poblada en ese
momento. Hoy no tiene vecinos.
Sigamos aportando
datos inéditos hasta la fecha. Vamos con algún padrón del siglo
XVIII.
En el Archivo
Histórico de la Real Chancillería de Valladolid, Sección de Protocolos
C-173-6, en uno de los padrones realizados para el repartimiento de
los maravedís destinados a su Majestad, de fecha 18 de noviembre de
1705,:
Abeledos: no se cita ningún zapatero, pero, ¡ojo!, no a todos los
contribuyentes le especifican su oficio, y estamos prácticamente seguros
de que sí que había zapateros en esta zona de la villa monfortina, muy
tradicional en cuanto a la existencia de zapateros, tal y como hemos
visto en otros documentos.
Remberde: aparecen cuatro zapateros, que ya no citamos sus
nombres, pues, nos estamos extendiendo en demasía.
Peña y Caneiro: tres zapateros.
Arrabal y Régoa: dos zapateros.
Calleja y Calle Nueva¡17 zapateros!
Sederos: 7 zapateros.
San Lázaro: ninguno.
Hornos y Chaos:¡14 zapateros!
Zapatería: 1 zapatero. Si en la Edad Media, como su nombre
indica, estaban asentados los más importantes zapateros, y en mayor
número, de ahí el nombre desde el medievo a esta vía, comprobamos que a
partir, especialmente, del siglo XVI, van desapareciendo de ella y se
establecen en otras zonas de la localidad.
Falagueira: ninguno
Puerta Nueva: ninguno.
Avanzando
en el tiempo podemos citar un documento de sumo interés, el Catastro
del Marqués de la Ensenada, año 1753, donde se nombran el número de
profesionales que se dedicaban a cada profesión existente en la villa de
Monforte de Lemos. Se cita un total de 34 zapateros, de los cuales 11
eran maestros y el resto oficiales. De hecho, era la profesión con mayor
número de profesionales, seguida de cerca de los sastres, con 24
profesionales. Más lejos estaban los mercaderes “al por menor” con un
total de 21 profesionales, los escribanos eran 17 y los carpinteros 13.
Según documentación
municipal extraída del padrón de habitantes del año 1896,
inédita hasta la fecha, se citan los siguientes zapateros:
Barrio de Abeledos y O Fabeiro se encontraban 13 zapateros; en S. Antonio,
había 1; en San Isidro –actualmente,
parte de la rúa Santa Clara-, 4; en el barrio de O
Comercio, 3 profesionales; en S. Pedro,
había 5; en el barrio de El Progreso -hoy rúa
A Coruña- 1; en Santo Domingo, 3; en el
entorno del Cardeal, 5; en el área de A Compañía
había 5 zapateros, mientras que en el barrio de las Panaderas no
había ninguno y en S. Vicente, 3.
Según el padrón de
habitantes la población era de 11.056 habitantes, con 5.073 hombres y
5.983 mujeres. El número de zapateros registrados era de 43.
Las primeras fábricas de calzado de producción en serie se
instalaron en Monforte de Lemos en el año 1899.
El gremio del calzado
monfortino preparó y llevó a cabo en el año 1999 una serie de actos para
conmemorar el centenario de la instalación en la ciudad de las referidas
fábricas de calzado.
Tras el desastre de la
guerra de Cuba, regresan a Monforte emigrados y combatientes en la isla
caribeña. Entre ellos se encontraban los primeros industriales de
fábricas de calzado en serie. Uno de ellos fue José López Rodríguez,
Calzados López, hoy Calzados Losal, que tuvo su primera residencia en la
rúa Zapardiel, pasando luego a la rúa Carude. Hoy, está empresa sigue
funcionando, teniendo sede en la rúa Miguel de Cervantes.
Otro de los pioneros
fue Manuel González Garrido, que tenía su establecimiento en la rúa
Comercio, citándose en el padrón de habitantes de Monforte de Lemos, año
1900. En el apartado de profesión se le da la categoría de propietario.
La rúa Zapatería, según
los datos de que disponemos, tenía en el año 1900 un total de 40
vecinos; en el año 1901, 42 vecinos y, en 1913, un total de 45 vecinos.
Citamos estos años por
ser próximos a la instalación de aquellas primeras fábricas de
producción en serie de calzado.
Según documentación
municipal, inédita hasta la fecha extraída del padrón de
habitantes correspondiente al año 1900, se citan los siguientes
zapateros:
En la zona de
Abeledos tenemos 10 zapateros; en Santa Clara,
7; en O Fabeiro, 1; en O Cantón,
1; en la Plaza, 4; en Santo Domingo,
2; en la zona del Cardenal, 1; en A Compañía
1; Doutor Teijeiro, 4; en S. Antonio,
1; en Carude, 9; en el Conde, 3; en la
Carretera de Quiroga, 1; en la plaza del Piñeiro,
1; en la calle del Progreso 1; en Doutor Casares,
8; en la Zapatería 2, igual que en la Puerta
Nueva; en el Zapardiel 1; y en la
Prazuela da Cárcere Vella, 1. En las parroquias rurales tenemos:
Baamorto 3; Moreda, 2; Rivas
Altas, 1; Seoane,1; y Tor, 1.
En estos años, en
dichos documentos concejiles, se citan otro oficios, como:
chocolatero, cohetero, herrero, costurera, sastre, médico-cirujano,
albañiles, “las de su sexo” “dependientes del ferrocarril”, carpinteros,
canteros, labradores, dependientes, etc.
Según los documentos
manejados, todos ellos oficiales, sabemos que la media de edad de los
profesionales del calzado en Monforte a comienzos del siglo XX, era de
37 años.
Monforte de Lemos
contaba con 12.912 habitantes de derecho, de los que 6.212 eran hombres
y 6.700, mujeres.
En la década de los 50
del siglo XX, entre fábricas y talleres de calzado, se daba trabajo a
centenares de obreros.
La influencia de los
zapateros y sus negocios en la tipología de las antiguas viviendas
locales fue considerable. Aunque cada vez en menor número, ya que dejan
“paso” a construcciones modernas, alguna de las viviendas que podemos
encontrar en Monforte de Lemos, son clara evocación de los talleres
familiares artesanales, muchos de ellos, pertenecientes a zapateros que
trabajaron en la villa de Monforte. Se trata de un tipo de edificación
que se caracteriza por ser de planta baja y un piso. En el bajo, se
instalaba el negocio familiar con su ventanal para atender al público
con el mostrador de piedra, conocido en Monforte como “trabuleiro”.
El elemento que más
distingue a estas casas es el mencionado “trabuleiro”. Es un mostrador
que se encuentra en la ventana del bajo, en el negocio familiar.
Normalmente de piedra, más ancho de lo normal para ser la base de una
ventana, era indispensable en todo taller artesanal.
En él exponía el
artesano sus productos y los transeúntes que pasaban por delante del
mismo, observaban los productos y realizan la operación mercantil a
través del mismo.
Trabuleiro no es una
palabra normativa del gallego, sin embargo, es propia de nuestra ciudad,
producto de siglos de vivencias de profesionales artesanos locales.
Otra palabra propia de los monfortinos es “chacueco”.
Lógicamente, este tipo
de construcciones las encontramos en las vías antiguas de la ciudad,
como puede ser: Santa Clara, Carude, Abeledos, Conde, Estrela, A Calexa,
Falagueira, Zapatería, etc.
Tenemos que dedicar,
aunque brevemente, unas líneas para el último zapatero de portal que
todavía tenemos en activo en nuestra ciudad.
En la rúa de A Coruña, en un pequeño local, se le puede ver a este
zapatero artesanal, con su delantal, su banquilla o mesa, su silla o
banqueta, sus hormas, puntas, martillos, leznas, pez, cera, etc,
acompañado de su inseparable compañero, el transistor, confeccionando
botas, cintos, arreglando zapatos, echándole suelas, etc. En invierno,
cuando trabaja muchas horas sin la luz natural del día, y pasamos por la
acera delante de donde tiene su taller, lo tenemos observado en muchas
ocasiones, y con la única iluminación de una bombilla colgada encima de
la banquilla de trabajo, sentado, con su gorra, y el sonido de los
programas radiofónicos, nos da la impresión de que retornamos en el
tiempo, al Monforte de Lemos de hace décadas, muchas décadas, y nos
imaginamos a los zapateros de portal, en otra hora tan abundantes. Una
vez se jubile, ya no tendremos ocasión de ver a otro zapatero de portal
en sus labores diarias, pues, no creo que nadie le tome el relevo. Es
algo de lo que debemos dejar memoria para las generaciones venideras,
pues, forma parte de nuestra historia, y no debemos dejar que caiga en
el olvido.
Hasta
aquí, esta pequeña reseña sobre la Zapatería en Monforte de Lemos.
felipe aira pardo-jose ramon casanova otero
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