Cuanta más televisión ven los niños, más comida basura toman.

LOS ANUNCIOS SON LOS RESPONSABLES
Ángeles López (El Mundo)
 
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La obesidad infantil ha aumentado en la última década, y cada vez son más los niños que optan por tomar comida basura. Anuncios sobre aperitivos, chocolatinas, patatas fritas, hamburguesas, pizzas, y un amplio etcétera, continuamente bombardean a los más jóvenes. ¿Existe una salida a esta círculo vicioso? Los expertos afirman que sí la hay: la industria de alimentos sanos debe contar con la misma estrategia publicitaria que sus colegas, y la legislación debe modificarse para no permitir ciertos abusos.

Un editorial, publicado hoy en 'The Lancet', recoge la preocupación que la Agencia de Calidad Alimenticia (FSA) del Reino Unido hizo pública el pasado sábado, sobre las dietas infantiles y la publicidad de los alimentos. Previamente se había llevado a cabo una revisión, comisionada por la FSA, de la relación entre este tipo de anuncios y la conducta alimentaria de los más jóvenes.

La revisión encontró que los anuncios de televisión sobre todo estaban enfocados en cuatro grandes pilares: los desayunos con cereales azucarados, las bebidas gaseosas, los dulces y los aperitivos salados. Además, la promoción de tiendas de cómida rápida, es posible que convierta a este grupo en el quinto elemento.

Aunque no es fácil valorar el efecto de esta forma de publicidad, la revisión mostró que los anuncios afectan a las preferencias que los niños tienen sobre el tipo de comida que eligen, lo que compran o lo que les piden a sus padres. Además, la promoción de estas dietas no se basa en la salubridad de sus nutrientes sino en que son divertidas, fantasiosas o con sabores atrayentes.

"Sabemos que las dietas de muchos niños contienen más grasas, azúcar y sal de lo recomendable. Conocemos que el nivel de obesidad infantil está aumentando y, en palabras del Jefe de la Oficina Médica –en el Reino Unido— es una bomba de relojería que podría explotar", explica John Krebs, portavoz de la FSA.

Según explica la agencia británica, las técnicas publicitarias son muy variadas. Una de las más frecuentes consiste en pagar a estrellas del deporte o de la música para anunciar comida basura, o en hacer 'regalos sanos', como balones de fútbol, a cambio de envoltorios de productos, como chocolatinas.

Pero, ¿qué se puede hacer para luchar contra los alimentos insanos? Según el editorial de 'The Lancet', hay muchas cosas que se pueden llevar a cabo para combatir esta publicidad. Por un lado, se deberían prohibir los anuncios de comida basura donde salgan personas famosas. Algunos colegios, aunque deberían ser todos, ya ofrecen almuerzos con una dieta equilibrada y nutricional. Un supermercado del Reino Unido está planeando reducir el contenido de sal de sus productos procesados. Otro ejemplo es la eliminación de las golosinas en las cajas de los centros comerciales, y las farmacias no deberían vender ninguna de ellas.

Por otro lado, y lo más importante de todo, la industria que fabrica alimentos sanos necesita aprender de las compañías de comida basura la forma de promocionar sus productos, alimentos como la coliflor, las coles de Bruselas o el brécol no son anunciados lo suficiente.

Finalmente, esta agencia habla de la necesidad de forzar a la industria de comida basura a una legislación que aclare sus actos. Los productos alimenticios necesitan un etiquetado de su contenido nutricional, un icono que a estas empresas no les costaría diseñar.

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