Los mayores cada vez vienen con menos casetas y lo hacen en grupos pero a comer el pulpo en los establecimientos preparados para este fin, establecimientos que este año también fueron más y aunque en la hora de la comida estaban llenos a media tarde y a la noche tuvieron muy pocas ventas.

Este año, fueron según la tradición, por la Ruta de los molinos (por las dos margenes del rio Cabe) más de 200 personas, que disfrutaron de un bello paisaje al tiempo que no tuviron que preocuparse del coche. Otros muchos utilizaron el transporte público, que desde la mañana hasta bien entrada la noche estuvo haciendo servicios al campo de la fiesta. No obstante los coches ahora son los reyes del campo y los encuentras por todas parte, a pesar de evitar aparcar en el camino próximo a la fiesta y en algunas fincas que antes si se hacía.

Desde primeras horas de la mañana se ofician misas, la mas numerosa en público es la de la 13,00 horas, en ellas se pasa el santo (San Mateo) por el oido, para preservar la audición y si fuese el caso mejorarla.

Las casetas de siempre se hicieron notar un año más, los chavales de Puñeira y Sober con su música, los que se encontraban entre los dos campos (la más marchosa) o la más númerosa, la de Alcor-seguridad, que trajo su cocina, musica y hasta juegos para los más jóvenes y no tan jóvenes.

Dos orquestas animaron la fiesta y verbena, además ofrecieron una sesión vermout, siempre acompañados de los muchos espontáneos que con sus instrumentos animaron las casetas.

Es una pena que no se potencie la Ruta de los molinos, se puede ir por las dos margenes del Cabe y se puede dejar el coche en el área de esparcimiento de Ribasaltas y luego en 50 minutos llegar al San Mateo por parajes, llenos de vegetación y belleza.