Con la entrada de la primavera y después de un
largo reposo invernal, el Sapo común, Bufo bufo, empieza de nuevo con su
frenética actividad: es la época del celo.
Para ello regresan a sus habituales zonas de cría,
año tras año, ubicadas en los bosques de ribera y a orillas de los ríos;
lugares donde se pueden observar grandes concentraciones de individuos.
Actualmente este espectáculo lo podemos ver en los
márgenes del río Lor, concretamente a su paso por Paramedela, en A Pobra
do Brollón, donde han sido fotografiados varias decenas de parejas.
El macho es el primero en llegar al lugar de
apareamiento, llegando incluso a realizar largos desplazamientos al ser
fieles a los mismos lugares de reproducción. Unos días más tarde llegan
las hembras, a las que esperan en las orillas de los ríos con zonas de
remansos o aguas mansas.
Las poblaciones de machos son mucho más abundantes
que las hembras, por ello a la hora de aparearse suelen surgir problemas
para subirse encima de la hembra. En ocasiones suele suceder que la
hembra tenga encima varios machos y corre el riesgo de morir asfixiada o
por ahogamiento. También se ha dado el caso de encontrarse con machos
apareándose con objetos o individuos ya muertos.
El macho de mayor tamaño tiene más probabilidades
de aparearse con la hembra y esta sabe perfectamente distinguirlo, por
otro de menor tamaño, por su canto que es más grave.
La hembra tiene un tamaño muy superior al macho, en
cambio este posee unas extremidades delanteras más largas y así poder
abrazarse con más firmeza a la hembra.
Durante el apareamiento o amplexus,
la hembra va realizando la puesta de huevos, hasta 12.000 se han llegado
a contabilizar, y al mismo tiempo el macho los va fecundando con su
líquido seminal.
Las puestas las realiza a lo largo de cordones
gelatinosos y que llegan a medir varios metros de longitud. Los huevos
de color negro, son enrollados sobre plantas y ramas sumergidas en los
remansos de agua. La eclosión de las larvas se realiza entre los 5 y 15
días siguientes, dependiendo de la temperatura del agua. Su estado
larvario dura entre 2 y 4 meses y al final del mismo se transforman en
pequeños sapos de un centímetro de longitud. Abandonan el agua y se
instalan en las proximidades de las charcas y en las orillas de los río,
alimentándose de pequeños invertebrados.
La hembra, una vez realizada la puesta, se
desprende del macho, pero este sigue a la espera en el agua para
aparearse con otras hembras.
Los principales enemigos del sapo son la culebra
viperina, la víbora y la de collar, las aves rapaces y algunos
mustélidos como el hurón, tejón y la nutria.
Cuando se ven amenazados adoptan una postura
intimidatoria, levantando las patas traseras y agachando la cabeza, se
hinchan el cuerpo de aire para aumentar el volumen y así de esta manera
dificultan que sean ingeridos por las culebras.
Tiene un terrible depredador que es la mosca
Lucilia bufonivora, parasitando y depositando sobre el sapo sus huevos.
Una vez que eclosionan, las larvas se introducen en su cuerpo por los
orificios nasales devorándolo en vivo hasta su muerte.