La desaceleración de la corriente del Golfo amenaza con enfriar el clima en el norte de Europa
llamada así por originarse a la altura del golfo de Méjico donde se caliente el agua. Cruza el Atlántico, calienta las costas europeas incluida Islandia y Groenlandia. Una rama desciende por el Atlántico próxima a las Canarias hasta alcanzar de nuevo el Golfo de Méjico, mientras que la otra se enfría en Islandia y Groenlandia, descendiendo muy fría pegada a la costa americana Sin saberlo fue utilizada por Colon en sus viajes de ida y vuelta al nuevo continente. Esta corriente hace que el clima europeo sea mucho más benigno que el americano para una misma latitud. Pero esta es una corriente superficial. Existe una gran corriente que recorre todos los océanos, llamada por muchos autores la "cinta trasportadora". (Fig 16) La corriente fría atlántica baja hasta la Antártida, recorre el Pacífico e Indico y sube de nuevo por el Atlántico.
LONDRES.- Los expertos han detectado los primeros signos de una desaceleración de la corriente del Golfo que podría tener como consecuencia una fuerte caída de las temperaturas medias de las Islas Británicas y el noroeste de Europa.
Uno de los "motores" que impulsan esa poderosa corriente, el descenso hasta el fondo marino de columnas de agua gélida en el mar de Groenlandia, se ha debilitado hasta el punto de que tiene actualmente menos de un cuarto de su fuerza anterior. Este debilitamiento, debido al parecer al calentamiento del planeta, podría originar a lo largo de los próximos años fuertes cambios en esa importante corriente y paradójicamente enfriar las temperaturas en buena parte de Europa.
Peter Wadhams, profesor de física de los océanos en la universidad de Cambridge (Inglaterra), utilizó submarinos de la Marina Real británica para hacer mediciones bajo la capa de hielo ártico en el mar de Groenlandia. "Hasta fecha reciente, era normal encontrar una especie de chimeneas gigantes por las que columnas gigantes de agua densa y muy fría descendían hasta el fondo marino a una profundidad de tres mil metros", explica el científico, citado por el dominical 'The Sunday Times'. "Conforme esas masas de agua gélida bajaban al fondo, eran reemplazadas por otras de agua más caliente procedentes del sur, lo que provocaba una circulación continua. Si ese mecanismo se desacelera, llegará menos calor a Europa", agrega. Ese cambio, predicho por los científicos, pero sólo ahora demostrado experimentalmente, podría tener un fuerte impacto sobre Gran Bretaña, que está a la misma latitud que Siberia y cuyo clima sería mucho más frío sin el efecto atenuante de la corriente del Golfo. Esta transporta 27.000 veces más calor a las costas británicas del que pueden generar todas las fuentes de energía del Reino Unido y eleva las temperaturas medias en entre cinco y ocho grados centígrados.
La desaparición de la capa de Odden Waldham y sus colegas predicen que el debilitamiento de la corriente del Golfo puede acarrear otros fenómenos catastróficos como la fusión completa en verano de la capa de hielo ártico de aquí al año 2020 y como muy tarde con seguridad antes del 2080. Ello sería desastroso para la fauna silvestre, y muchas especies como el oso polar se expondrían a la extinción. Viajando en submarino y con ayuda del sonar, el experto británico ha descubierto que la capa de hielo polar ha perdido un 46 por ciento de su espesor en los últimos veinte años. Waldham se fijó sobre todo en una capa de hielo, bautizada con el nombre de Odden, que solía formarse en el mar de Greoenlandia cada invierno para perder espesor en verano. El crecimiento de esa capa hace que se formen año tras año las columnas de agua gélida: cuando se congela el agua de la superficie, el cristal de hielo expulsa la sal al agua circundante. Esta se vuelve más pesada que las capas inferiores, lo que provoca un movimiento descendente. Sin embargo, la capa de Odden ha ido desapareciendo: la última vez que se presentó en su plenitud fue en 1997. "En el pasado veíamos cada año entre nueve y diez columnas gigantescas bajo la capa de Odden, pero en nuestra última travesía sólo descubrimos dos y eran tan débiles que el agua descendente no conseguía llegar al fondo marino", explica el científico, que presentó recientemente sus descubrimientos en Viena. La desaceleración de la corriente del Golfo amenaza con enfriar el clima en el norte de Europa.
A esto contribuirá el calentamiento del planeta que según la NASA el hecho de que tuviéramos el año más caluroso desde que se tienen registros.
Desde mediados de la década de 1970, la temperatura del
planeta se ha elevado en 0,6 grados centígrados, mientras
que en todo el siglo XX la subida fue de 0,8 grados.
En 1998 tuvo lugar el fenómeno atmosférico de 'El
Niño', que consiste en un calentamiento de
las aguas del Pacífico, lo que elevó la temperatura
en todo el globo. Sin embargo, 2005 superó los
niveles de ese año incluso sin la aparición de ese
fenómeno, lo que preocupa a los científicos. El
calentamiento actual se produce en todo el planeta,
pero está más acentuado en las altas
latitudes del hemisferio norte.
Todo esto puede tener graves consecuencias sobre el clima a nivel mundial y no sería la primera vez que ocurriría algo parecido, y así, según un trabajo publicado en la revista "Nature": Una fase del calentamiento climático ocurrido hace cerca de 55 millones de daños modificó radicalmente la circulación de las corrientes marinas, según un estudio publicado en la revista "Nature". Por efecto de este fenómeno, bautizado como Máximo Térmico del Paleoceno/Eoceno (PETM en inglés), la temperatura del planeta subió de cinco a ocho grados centígrados en muy poco tiempo y produjo una inversión de las corrientes profundas durante al menos varias decenas de miles de años.
Los científicos Flavia Nunes y Richard Norris, del Instituto Oceanográfico Scripps de la Universidad de California, en San Diego (EE.UU.), estudiaron la influencia del calentamiento climático en la transformación de las corrientes oceánicas profundas, que a su vez contribuyó a la subida de las temperaturas.
Estos expertos midieron los niveles de carbono 13 en las muestras extraídas, en 14 puntos de cuatro océanos, en las capas de sedimentos profundos anteriores, contemporáneos y posteriores al fenómeno PETM. El carbono 13 permitió medir la presencia de nutrimentos en las muestras: cuanto mayor es esa presencia, más profunda es la procedencia oceánica de la misma. Al final de una paciente reconstitución, Nunes y Norris descubrieron que el sistema de corrientes oceánicas había dado media vuelta por efecto del PETM, antes de volver a dar un nuevo giro de 180 grados.
Antes de este fenómeno, las corrientes profundas cambiaban de sentido en el hemisferio sur; pero durante unos 40.000 años cambiaron en el hemisferio norte y luego pasaron cerca de 100.000 años antes de que recobraran su circulación inicial.
La importante subida de las temperaturas "sólo" duró unos miles de años pero, según los científicos, el alcance de este calentamiento es bastante claro para que sirva de lección hoy. "Las emisiones contemporáneas de CO2 a la biosfera, como resultado del uso de energías fósiles (petróleo, gas, carbón) se parecen a las estimaciones de las emisiones durante el PETM", advierten los científicos. "El ejemplo del PETM muestra que el alza de las emisiones antrópicas (obra del hombre) puede tener un impacto prolongado no sólo en el clima mundial, sino también en la circulación en los océanos profundos", añaden.
En noviembre pasado, un estudio sugería ya que el calentamiento climático frenaba la circulación de la corriente del Golfo en el Atlántico, la que permite gozar a Europa de su clima templado. La razón evocada era el flujo de aguas frías del Atlántico norte, por el deshielo de glaciares y hielos marinos en Groenlandia, así como en el Ártico, debido al aumento de las precipitaciones que hacen crecer los ríos de Siberia.
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