San Blas en Monforte

 

 

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La iglesia de San Vicente fue escenario un año más del acto religioso durante el que se bendicen las roscas de San Blas. En Monforte existe la tradición de pasar las cintas en las que se cuelgan las roscas por el Santo, dicen que teniendo estas cintas colgadas del cuello, mientras se tengan no vendrán males de garganta. Hasta hace poco se hacían de forma artesanal roscas en todo Monforte, que después eran las que se llevaban a bendecir, ahora son menos las que se hacen de esta forma, porque los tiempos dieron paso a las roscas de los grandes almacenes y tiendas, que las venden en grandes cantidades desde varios días antes de San Blas. Este año una vez más en San Vicente se congregaron muchísimas personas, el templo estaba a rebosar y los exteriores también, de forma que era imposible el poder aparcar desde Roberto Baamonde o desde el malecón hasta la basílica.

 

     

 

Se celebro una misa a las 11 de la mañana a la que acudió el gran número de personas, aunque nuestras autoridades dejaron que se perdiese una de las tradiciones que involucraba a los jóvenes de todo Monforte, ya que durante muchos años y hasta el 2004 se reunían en San Vicente cientos de estudiantes en una actividad en la que sin que nadie se lo dijese acudían de forma masiva. Creo que se debería promover una actividad extraescolar  conjunta (al igual que se organizan otras) de los Centros de Monforte, seguro que en el momento que se organizase se volvería a tener el éxito de participación que tenía hasta el 2004. Ahora en un intento de recuperar estos jóvenes se trata de animarlos a que asistan a la misa que se celebra a las 6 de la tarde, pero nunca será igual ni se conseguirá la cantidad de jóvenes que se reunían en la misa de las 11.

 

 Historia de San Blas

Blas significa: "arma de la divinidad".(año 316)

San Blas fue obispo de Sebaste, Armenia (al sur de Rusia).

Al principio ejercía la medicina, y aprovechaba de la gran influencia que le daba su calidad de excelente médico, para hablarles a sus pacientes en favor de Jesucristo y de su santa religión, y conseguir así muchos adeptos para el cristianismo.

Al conocer su gran santidad, el pueblo lo eligió obispo.

Cuando estalló la persecución de Diocleciano, se fue San Blas a esconderse en una cueva de la montaña, y desde allí dirigía y animaba a los cristianos perseguidos y por la noche bajaba a escondidas a la ciudad a ayudarles y a socorrer y consolar a los que estaban en las cárceles, y a llevarles la Sagrada Eucaristía.

 

    

Cuenta la tradición que a la cueva donde estaba escondido el santo, llegaban las fieras heridas o enfermas y él las curaba. Y que estos animales venían en gran cantidad a visitarlo cariñosamente. Pero un día él vio que por la cuesta arriba llegaban los cazadores del gobierno y entonces espantó a las fieras y las alejó y así las libró de ser víctimas de la cacería.

Entonces los cazadores, en venganza, se lo llevaron preso. Su llegada a la ciudad fue una verdadera apoteosis, o paseo triunfal, pues todas las gentes, aun las que no pertenecían a nuestra religión, salieron a aclamarlo como un verdadero santo y un gran benefactor y amigo de todos.

El gobernador le ofreció muchos regalos y ventajas temporales si dejaba la religión de Jesucristo y si se pasaba a la religión pagana, pero San Blas proclamó que él sería amigo de Jesús y de su santa religión hasta el último momento de su vida.

Entonces fue apaleado brutalmente y le desgarraron con garfios su espalda. Pero durante todo este feroz martirio, el santo no profirió ni una sola queja. El rezaba por sus verdugos y para que todos los cristianos perseveraran en la fe.

El gobernador, al ver que el santo no dejaba de proclamar su fe en Dios, decretó que le cortaran la cabeza. Y cuando lo llevaban hacia el sitio de su martirio iba bendiciendo por el camino a la inmensa multitud que lo miraba llena de admiración y su bendición obtenía la curación de muchos.

Pero hubo una curación que entusiasmó mucho a todos. Una pobre mujer tenía a su hijito agonizando porque se le había atravesado una espina de pescado en la garganta. Corrió hacia un sitio por donde debía pasar el santo. Se arrodilló y le presentó al enfermito que se ahogaba. San Blas le colocó sus manos sobre la cabeza al niño y rezó por él. Inmediatamente la espina desapareció y el niñito recobró su salud. El pueblo lo aclamó entusiasmado.

Le cortaron la cabeza (era el año 316). Y después de su muerte empezó a obtener muchos milagros de Dios en favor de los que le rezaban. Se hizo tan popular que en sólo Italia llegó a tener 35 templos dedicados a él. Su país, Armenia, se hizo cristiano pocos años después de su martirio.

 

 

En la Edad Antigua era invocado como Patrono de los cazadores, y las gentes le tenían gran fe como eficaz protector contra las enfermedades de la garganta. El 3 de febrero bendecían dos velas en honor de San Blas y las colocaban en la garganta de las personas diciendo: "Por intercesión de San Blas, te libre Dios de los males de garganta". Cuando los niños se enfermaban de la garganta, las mamás repetían: "San Blas bendito, que se ahoga el angelito".

 

Receta para hacer las roscas de San Blas      

Ingredientes:
Huevos frescos: 350 grs. (7 unidades)
Azúcar: 15 grs. (una cuchara sopera)
Aceite: 125 grs.
Anís: 15 grs. (dos cucharas soperas)
Harina: 500 grs.

Preparación:
Mezclar en un bol, los huevos, el azúcar, el anís y el aceite. Agitar hasta que esté bien homogeneizado. Incorporar la harina y amasar hasta conseguir un textura correosas. Tomar porciones del tamaño de una nuez y, sobre la mesa ligeramente untada de aceite, formar tiras que uniremos por los extremos formando las rosquillas. Colocar sobre una chapa de horno y cocer a 250ºC aproximadamente.

Ingredientes para el blanquete
Claras de huevo: 4 unidades
Azúcar a 109ºC: 1 kilo (punto hebra fuerte)

Preparación
Batir las claras e ir incorporando el azúcar en su punto, poco a poco y sin dejar de batir, hasta que se forme el merengue.

Terminación
Una vez cocidas y frías, las bañaremos primero por un lado y las meteremos en el horno para que se sequen y cuando estén frías se bañan por el otro lado y se vuelven a meter en el horno.

 

colabora tv7 de Monforte

 

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