Entre
los siglos I y IV, durante el asentamiento y dominio romano, tuvo lugar
la construcción de la vía principal romana que unía Astorga con Braga
en Portugal. Al mismo tiempo se construían las vías secundarias que
partían del eje principal.
Una
de estas vías secundarias partía del puente de A Cigarrosa en Petín,
desde allí se dirigía a Montefurado, pasaba por Quiroga continuando a
Barxa de Lor, donde queda el testimonio de su puente romano, para salir
a Monforte.
Desde
Monforte se dirigía a Moreda, continuaba por Pacios, donde existía un
pequeño hospital, para salir a Castillón, lugar de gran importancia
por existir una villa romana de la que se localizaron abundantes restos
arqueológicos referentes a esta villa.
Seguía
hacia Tribás, Licín, Corveixe, A Bendanova, Millara, Montecelo, A
Portela para bajar hasta Belesar
por lo que se conoce como los Codos de Belesar. En este último tramo se
conserva casi integra la calzada que tiene que salvar una fuerte
pendiente en tres pronunciadas curvas, por ello recibe el nombre de Los
Codos de Belesar. A partir de aquí la calzada cruzaba el río Miño
para subir a Chantada.
Recorrido:
El camino arranca a la derecha del cementerio de Diomondi, de la
misma carretera que comunica Escairón con Diomondi, y a pocos metros de
la iglesia románica de Diomondi. Un cartel situado en el mismo inicio
de la ruta señaliza esta ruta y su recorrido.
Los
primeros metros se encuentran asfaltados y es la vía de acceso a la
aldea de A Portela, a partir de aquí el camino recupera su antiguo
firme, tierra y enlosado parcial de piedra.
Durante
el primer kilómetro y medio la espesa vegetación que crece a ambos
lados del camino será constante, castaños en el primer tramo para
pasar al roble que predominará, durante la mayor parte del recorrido,
formando autenticas carballeiras de gran belleza cuyas copas apenas
dejan pasar tenues rayos de sol. Esta falta de luz solar, en algunos
tramos, llega a crear zonas umbrías
muy llamativas, donde el color verde del musgo cubre la superficie de
las piedras que forman los muros del camino y crea una curiosa segunda
piel en los troncos de los robles.
La
pendiente del camino en este primer tramo es suave y constante, tiene un
cómodo recorrido por su ancho, entre 2 y 3 metros, y por estar
empedrado en la mayor parte de su recorrido conservando casi en su
totalidad su antiguo trazado.
Una
vez finalizado este primer tramo el camino da un brusco giro a la
derecha, a partir de aquí ya pasamos a los conocidos Codos de Belesar.
Ahora la pendiente se hace más acusada ya que tenemos que descender
unos 300 metros, aproximadamente, en apenas 1 kilómetro de recorrido
que nos resta hasta el pueblo de Belesar, final de la ruta.
Ahora
los robles son sustituidos por terrazas o socalcos con viñedos, algunos
abandonados. Las vistas en esta parte del camino son impresionantes,
esplendidas vistas del cañón
por el que se desliza el río Miño entre maravillosas riberas dedicadas
exclusivamente al cultivo del viñedo.
Por
debajo de nosotros ya podemos disfrutar de la bella estampa que ofrece
el precioso pueblo de Belesar
y su embarcadero de donde parten los catamaranes que recorren el río Miño
hasta el embalse de Los Peares.
200
metros más y el camino da un nuevo brusco giro, esta vez a la
izquierda, haciendose el descenso un poco más acusado que se verá
compensado por las maravillosas vistas que nos ofrece desde este punto
teniendo como referencia el pueblo de Belesar y su entorno.
Solo
restan 500 metros para entrar en Belesar, pintoresco pueblo fluvial a
orillas del río Miño que conserva integramente el tipismo propio desde
sus comienzos. Viviendas en piedra de cantería, hermosas galerías y
calles muy estrechas.