La cuenca del río Sil, fue objeto de una masiva y frenética actividad minera a partir del siglo I d.c. en busca del preciado oro por parte de los romanos. Estas explotaciones auríferas eran fundamentales para las necesidades monetarias de Roma. Su sistema económico estaba basado en la acuñación de monedas de oro y plata, monedas que eran utilizadas para su expansión comercial y para realizar los pagos a su ejército.

  

El ayuntamiento de Ribas de Sil es pródigo en este tipo de explotaciones: Peites, Figueiredo, Piñeira, Castro de Abaixo, A Cubela y el de O Covallón, este último en las proximidades de la aldea de As Portas en el monte de A Moá. En todas ellas la minería practicada fue a cielo abierto, donde fueron empleadas varias técnicas como la conocida Ruina Montium.

Recientemente ha sido descubierta otra explotación aurífera muy próxima a la de O Covallón, pero con la particularidad de que se trata de una explotación subterránea donde se requiere la utilización de técnicas más complejas para la extracción del oro. Esta explotación fueron a verla Carlos Rueda, José Ferreiro y el arqueólogo Ivan Alvarez.

Vecinos de las aldeas próximas, Louxadelas, As Portas y A Fraga, eran conocedores de esta mina o túnel subterráneo (de hecho los vecinos de Lousadela llegaron a utilizar el agua que sale de su interior para la  traída durante un tiempo) pero desconocían realmente de que se trataba de una mina romana.

El túnel está excavado en la roca donde se siguió un filón de cuarzo, con la intención de valorar y extraer al mismo tiempo el mineral aurífero presente en esta explotación. Tiene la forma típica de herradura o de “U” invertida, como las de Paradaseca y Romeor, permitiendo caminar por su interior de forma erguida en casi todo su recorrido.

Su longitud es de aproximadamente 150 metros, aunque en la parte final cambia de orientación con dos ramificaciones. En la de la izquierda apenas se llegaron a excavar un par de metros debido a que la roca se mezcla con tierra y arcilla. Parece ser que continuaron por la ramificación de la derecha siguiendo el filón de cuarzo, pero no se puede precisar la longitud de este tramo al presentar derrumbes en este punto que obstruyen el paso.

Destacar que en los últimos metros, la cota del terreno o suelo, cambia bruscamente con una ligera pendiente o subida, posiblemente debido a la dureza del suelo. A partir de este punto, para poder seguir avanzando, hay que caminar agachado e incluso ya en los últimos metros hay que hacerlo de rodillas o a gatas.

 

De su interior brota un manantial de agua, a unos 50 metros de la entrada, que fue utilizado en tiempos para la traída de Louxadelas (hoy se abastecen de otro manantial) y actualmente la tienen canalizada hacia un depósito, situado en la misma aldea, para uso de los vecinos. También existe la probabilidad, de que el agua de este manantial fuera utilizada en unas explotaciones auríferas situadas en las proximidades de la mina. Concretamente a unos 500 metros y a la derecha del túnel existen restos de una antigua explotación de oro romana. El empleo del caudal de agua del túnel sería utilizado como fuerza hidráulica, para poder abatir y mover grandes cantidades de terreno y finalmente para el lavado del oro.  

La excavación del túnel empieza en terreno de xisto (esquisto) y a medida que se va avanzando por su interior se aprecian algunas fijaciones de caliza. En la mitad de su recorrido hay una parte férrea de corta longitud. A partir de los 50 metros se aprecia un ligero desvío en su trazado, pasando a ensancharse a lo largo de una decena de metros cambiando ligeramente su orientación. Posiblemente debido a un error de cálculo al seguir el filón de cuarzo.

En ambas paredes de la mina o túnel y separados entre 60 y 120 centímetros, aparecen pequeños rebajes u oquedades que se corresponden con la colocación de pequeñas lucernas o lámparas de aceite de arcilla cocida para poder trabajar en su interior. Estas oquedades se denominan lucernarios,  se distribuían a lo largo de la mina a medida que se iban desarrollando los trabajos. Se aprecian perfectamente las marcas que dejaron los picos de los obreros en ambas paredes y concretamente en estas oquedades.

El túnel o mina se puede recorrer sin apenas dificultades, se necesitan unas botas de goma hasta la rodilla debido al manantial de agua que brota a unos 50 metros de su entrada y un par de buenas linternas.

Como llegar: Desde San Clodio por la carretera que lleva A Moá y Castro Caldelas. En el kilómetro cuatro nos desviamos por una pista de tierra que nos llevará a la aldea de As Portas, a 4,5 kilómetros. De aquí parte un camino para la mina de O Covallón distante un kilómetro. Pasamos al lado de la mina y continuamos por la pista durante 300 metros hasta llegar a un cruce de pistas, nos desviamos por la de la derecha. A poco más de 100 metros hay un estrecho sendero a la izquierda que sube en dirección al monte y va paralelo a un pequeño curso de agua, se trata del que sale precisamente de la mina. La entrada al túnel o mina se encuentra a unos 10 metros de distancia de la pista de tierra.

VIDEO DE CARLOS RUEDA DE LA MINA

carlos rueda