Para la conservación del vino nada mejor que una temperatura baja y constante y eso se logra a la perfección en las bodegas de Vilachá, con paredes de más de 60 cm. de ancho y en el tejado gran cantidad de musgos y otras plantas que hacen de regulador térmico, eso hace que desde hace cientos de años estas construcciones se conserven en el tiempo y hoy sirvan para guardar el famoso vino de A Ribeira Sacra – Vilachá.